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Primaria
LA IMPORTANCIA DEL RECREO
PARA EL DESARROLLO SOCIAL
Y EL APRENDIZAJE
Emilio
Sada Lázaro
Primaria
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P
rofundamente estudiado y analizado por autores como Beatriz Menéndez y otros, el tiempo
de recreo no es un capricho ni un simple rato
para que niños y niñas jueguen. Este tiempo de
descanso (o descansos) dependiendo del colegio (en nuestro centro, el alumnado de primaria
tienen un solo tiempo de 30 minutos mientras
que en la ESO tienen el tiempo partido en dos
sesiones) tiene una gran importancia educativa
que además contribuye al desarrollo de nuestros hijos y nuestras hijas.
El juego y por tanto el recreo son parte fundamental de la formación de niños y niñas.
Además de permitirles relajarse y sobrellevar
de forma adecuada la jornada escolar, optimizando su rendimiento, el recreo es el momento
en que pueden interaccionar libremente sin la
supervisión directa de una persona adulta (aunque indirectamente siempre estén en compañía
del profesorado que vigila el patio y asegura la
consecución de una buena convivencia), contribuyendo así a su socialización.
Entre compañeros y compañeras, aprenden a
negociar, a ceder, a trabajar en equipo, a ganar y
perder de forma libre, experimentando sus propias reacciones y las de los casos, nadie les dice
qué o como tienen que hacer (salvo en casos
graves que necesiten la supervisión o mediación del profesorado o el alumnado ayudante)
así que tienen que ir aprendiendo de sus propios errores y creciendo como personas, aprendiendo a resolver conflictos. Es un tiempo en el
que se les permite poner en práctica la teoría,
los valores, las normas de convivencia… que
van aprendiendo de forma más o menos directa
e intencional, el terreno donde ponen en juego
sus normas sociales, sus valores y prioridades
enfrentándoles a las del resto de personas de
su grupo para encontrar el equilibrio y su lugar
dentro de esa pequeña comunidad.
El grupo, de niños y niñas de la misma edad,
es el mayor de los elementos socializadores al
que nos podemos enfrentar y es en los tiempos
de ocio (el recreo) en la que la parte más joven
de la sociedad empieza a practicar sus habilidades sociales, su afectividad y su empatía.
Además, el recreo es un momento excelente para desarrollar su imaginación, inventar
juegos, reglas de juegos, desempeñar distintos
papeles y hacerlo de forma colectiva. Por otro
lado, les aporta un rato de “movimiento” asegurado al día, con los beneficios que eso repor-
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ta para su salud, ya que desarrollan actividades
motoras y físicas, deportes de grupo, etc...
Por tanto, en ese breve espacio de tiempo
conjugan todas sus habilidades físicas... todo se
da al unísono en el tiempo de juego.
El recreo juega un papel tan importante que
distintas investigaciones han hecho de él su
campo de estudio. Desde la utilización del espacio físico al tipo de juegos que se desarrollan
pasando por el papel del profesorado, distintos
aspectos de este tiempo escolar han sido objeto
de análisis. Concluyendo que un descanso de
15 minutos (considerada esta duración como
la mínima aceptable) contribuye a la mejoría
del aprendizaje, al desarrollo social y la salud
durante la etapa de la educación primaria. Además, mejoran su comportamiento en clase y
lógicamente, su rendimiento. Si bien no concluyen una relación óptima de tiempo de recreo/
tiempo de estudio si deja claro que el juego libre durante este periodo de tiempo tiene unos
beneficios innegables, y que incluso aquellos
niños y niñas que contaban con este periodo tenían también mejores relaciones con sus padres
y madres que quienes no tenían opción de jugar
dentro del horario escolar.
Por todo ello, cuando les preguntemos a
nuestros hijos e hijas qué tal el día en el colegio,
no dejemos pasar por alto el tiempo de recreo
pensando que simplemente se dedican a jugar
ya que es un tiempo importante donde adquieren esos conocimientos y destrezas que no
están en los libros. Pueden enorgullecerse de
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pequeños logros en sus juegos, sentir contrariedad por alguna riña entre compañeros o sentirse desplazados en determinadas situaciones,
la no aceptación de sus compañeras, descubrir
nuevas aficiones...
Todo ello, nos aportará una información
muy valiosa sobre su evolución y nos permitirá
detectar problemas, necesidades, habilidades,
etc... que nos ayudarán a encaminar su educación, ayudándoles y aconsejándoles cómo
resolver determinadas situaciones en caso necesario.
Evidentemente, todo esto se puede hacer extensible a otros momentos de juego, por ejemplo: un rato de parque por las tardes donde se
dan cita niños y niñas para descargar tensiones
del día, relajarse y jugar. Como es lógico, no
acompañan, pero es interesante, cuando la tarde o la jornada del fin de semana lo permitan
acercarse a jugar y por supuesto, organizar horarios para que las obligaciones de nuestros hijos
e hijas no sean tantas que no les dejen tiempo
de esparcimiento, para divertirse, relajarse y
aprender jugando, especialmente cuando cada
vez más las opciones de ocio tienden a la electrónica y el individualismo restando tiempo a
una interacción tan necesaria para el desarrollo
personal del individuo.
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