Revista Alberzana, Ave María San Cristóbal Revista Alberzana, Ave María San Cristóbal | Page 28

Pastoral Reflexión desde el Departamento de Pastoral sobre nuestra tarea educativa Elaboración de marionetas en el taller para la representación “30 Años Sin Darnos Bola” Paloma Suárez Díaz Grupo de Teatro de PTVAL del Centro Ave María San Cristóbal. Representación de la obra “Los Tres Pistoleros” realizan el trabajo de confección del vestuario, fabricación de marionetas, realización y montaje de decorados, selección de la temática literaria, arreglos musicales y aportaciones propias al guión. Estas actividades se llevan a cabo en las distintas materias, tales como la Educación Física, Lengua, Taller... y por supuesto el Módulo de Teatro, siendo así una tarea integrada y globalizada. Son innumerables los beneficios del teatro en todos los sentidos, ya que como espectador, aumenta la concentración y nos hace entender mejor el mundo que nos rodea, gracias al análisis de las distintas situaciones que se nos plantean. Además, las obras teatrales nos intentan transmitir valores; es decir, nos ayudan a través de historias a 28 distinguir el bien del mal, al igual que lo hacen los cuentos o el cine. También el teatro es un gran refuerzo pedagógico de los conocimientos escolares, siendo una herramienta muy participativa y amena. En definitiva ser espectador de una obra de teatro, es formar parte de ella de forma activa, ya que cada representación es distinta por el mero hecho de ser representada para un público distinto. Además, es una forma de entretenimiento inmejorable, que nos hace más felices. La práctica de teatro estimula la imaginación y desarrolla las capacidades expresivas, nos ayuda a reducir la timidez, mejorar las habilidades sociales, además de potenciar la seguridad y la autoestima a nuestra vida cotidiana. También fomenta el trabajo en equipo y refuerza la empatía entre compañeros, la desinhibición y flexibilidad ante nuevos retos. A través del teatro mejoramos su nivel de lectura, la expresión oral y corporal. Tener una experiencia como actor hace a nuestros alumnos y alumnas más felices y les hace disfrutar, razón principal y nuestra gran motivación para continuar adelante con este proyecto, apoyado por todo el profesorado de la etapa, por el Equipo Directivo de nuestro Centro, que cree firmemente en esta actividad que cuenta con más de diez años de tradición y que se regenera cada año con más energía e ilusión si cabe. En los últimos años, se han representado numerosas obras con técnicas y temáticas muy diferentes, adaptadas para el disfrute de todos los públicos, tales como: “Mi ciudad”, “El País de las Chucherías”, “La Princesa que iba y se iba...”, “Títeres”, “30 Años sin darnos bola”... entre otras. El teatro siempre será para nosotros algo mágico, lúdico, pedagógico con una energía crítica y creadora. Atentos, porque ¡se abre el telón! www.sancristobal.amgr.es “E “Se educa mucho con lo que se dice, aún más con lo que se hace, pero mucho más aún con lo que se es” San Ignacio de Antioquía www.sancristobal.amgr.es n esa Escuela me miraban como caso perdido…” Estas palabras pronunciadas por una alumna de PCPI expresan la gravedad de traspasar el umbral que la ética nos marca en nuestra tarea educativa. “Educar desde lo que se es” como decía San Ignacio implica situarnos en nuestra interioridad con una actitud clara, precisa, de querer vivir una coherencia íntima entre nuestro pensamiento, sentimiento y acción. Ya decía D. Andrés Manjón que “lo que la educación intenta es formar verdaderos y dignos caracteres, es decir, hombres bien orientados hacia fines nobles, que persiguen constantemente, y a los cuales ordenan todas sus energías y subordinan intereses y pasiones”. El Papa Francisco en la Plenaria de la Congregación para la Educación Católica celebrada el 13 de febrero de 2014, manifestó: “Las instituciones educativas católicas ofrecen a todos una propuesta educativa que mira al desarrollo integral de la persona y responde al derecho de todos a tener acceso al saber y al conocimiento. Pero de igual modo están llamadas a ofrecer a todos, con pleno respeto de la libertad de cada uno…, la propuesta cristiana, es decir, a Jesucristo como sentido de la vida, del cosmos y de la historia”. Es impresionante el paralelismo que podemos encontrar entre las palabras del Papa Francisco y el pensamiento de Manjón. D. Andrés manifestaba que “El pensamiento final de estas Escuelas es educar enseñando, hasta el punto de hacer de los jóvenes hombres y mujeres cabales, esto es, sanos de cuerpo y alma, bien desarrollados y en condiciones de emplear sus fuerzas espirituales y corporales en bien propio y de semejantes; en suma, hombres y mujeres dignos del fin último para el que han sido creados y de la sociedad a la que pertenecen, hoy muy necesitada de personas cabales”. Nos invita a ser “modelo(s) del bien decir, del bien pensar y del bien obrar”, examinándonos y comparando las ideas, palabras, acciones y omisiones con la justicia del deber, con el ideal de perfección y profesión. A su vez el Papa Francisco ha destacado que “sin coherencia no es posible educar” porque un educador transmite “conocimientos, valores con sus palabras, pero repercutirá en los jóvenes si acompaña esas palabras con su ejemplo, con su coherencia de vida”. Se trata, como bien sabemos, de ser maravillosamente humanos, de tener entrañas de misericordia y de mirar a los demás desde el corazón del Padre. Y ello es posible si con la mente concebimos lo más bello, grato, positivo… Si desde el corazón afirmamos los sentimientos que más nos engrandecen como personas… Si, en definitiva, orientamos nuestra vida hacia el bien comunitario. Es muy enriquecedor recordar en particular uno de los consejos que nos legó D. Andrés: “Frente a todas las dificultades de vuestra magna obra de la educación, acordaos del Padrenuestro, e invocad confiadamente a vuestro Padre, quien todo lo sabe y todo lo puede, y es infinito en sus bondades; rezadle con (como) los niños y hacedlo con fe llena y esperanza firme, y Dios os oirá”. Nos invita a depositar nuestra confianza en las Personas Divinas que son quienes en verdad nos ayudan a descubrir la trascendencia que tiene tanto nuestra vida como la de los demás. Es el cambio de actitudes el que aporta a nuestro devenir, una nueva existencia. Lo externo a nosotros no cambia por si solo; necesita de unas entrañas íntimamente transformadas y convertidas. De ahí la conveniencia de reflexionar sobre lo que hacemos y somos, y de proyectar al mismo tiempo en los demás los sentimientos más auténticos, puros y nobles, “esos” que siempre conllevan signos de amor y libertad para todos. De esta manera seremos educadores, maestrosprofesores en humanidad y sembradores de fraternidad. 29