La uniformidad, la mediocridad, la homogeneidad está muy presente en nuestros días. Tal vez sea nuestro prisma lo que lo rebaja todo al mismo nivel, tal vez sea una alienación marxista la que nos sujeta a las cadenas de lo vulgar y lo mortal. Lo cierto, es que, por otra parte, el arte no perdona lo común.
Tampoco este primer número, al igual que el arte, perdona lo común. Este número, es el primer cimiento de una revista que profundizará la Historia y Teoría del Arte, que buscará intensamente ese registro de altibajos, ese collage de estilos y técnicas, de personajes que quisieron saltar sobre la gran masa, de obras que se incrustaron en la grandiosa piedra Eternidad. De hecho, nosotros mismos somos el collage. No existe una sola línea, un solo trazo, un color único, una tonalidad indistinta; una sinfonía no se compone de una sola nota.
También nosotros queremos expresar con ilusión, nuestra comunión de autenticidad. Queremos depositar, cada uno a su nivel, una aportación. No nos importa ahogarnos en el orgullo de no tener en cuenta a nuestro autor posterior o anterior, no nos importa agarrar el nuestro y exprimir lo que llevemos, no nos importa machacar, repetir, crear unos cimientos defectuosos, unas bases ya derruidas, una estructura deformada. La creatividad es nuestra. Está ahí. Está aquí, ahora, en estas páginas.
Pueda parecer, que la revista es caos, está muy desorganizada y desnivelada, a diferentes alturas de conocimiento cultural y lingüístico. Y lo está. Sin embargo, ¿quién dijo que eso es malo? Esa es la esencia de la originalidad, una liberación de los principios, un soplo de viento fresco.
La mitología del collage es un panteón en el que todos somos todos, y todos podemos contribuir con un pedazo de él. Nosotros ya hemos contribuido, y hemos conseguido esto.
¿Por qué tanta licencia? El arte: crear, destruir, aprender, derruir, crear, rasgar, destruir, aprender destruir, destruir, crear, destruir, aprender… Somos sumisos a las normas del arte, y el arte no tiene normas.
Esperemos que disfrutéis de este número y que comprendáis la intención del mismo, la formación del collage, y el fin de nuestra imagen: una única obra.