Mujeres y niñas han encontrado un grupo de apoyo, un micrófono por donde hablar, oídos que las escuchan, y
personas que verdaderamente les creen cada una de las historias que cuentan con dolor y sufrimiento.
Es una realidad que a lo largo de la vida cuando nos enfrentamos a diferentes adversidades todos escuchamos la
famosa frase que dice que “siempre hay que verle lo positivo a lo negativo.” No obstante, parece que a mucha
gente le encanta llevar la contraria y ver la manera en que se puede sacar el lado obscuro de cada situación.
De una iniciativa fuerte, clara y eficiente se encontró la forma de sacarle lo negativo y darle un mal uso. Se
encontró la forma de echar a perder el verdadero propósito de la voz de miles de mujeres al usar la campaña
como una herramienta de venganza.
Es impresionante ver a lo que puede llevar a hacer el egoísmo. Es increíble que las personas estén
aprovechándose de la situación y estén usándola para sus propios intereses y beneficios sin pensar en los demás.
Este movimiento fue creado para apoyar la vida de las mujeres que dejaron de vivir en el instante en que fueron
víctimas de agresión.
Este movimiento no es un juego para luchar por las mujeres e ir en contra de los hombres. Es un movimiento que
busca regresar vida, dar esperanza y hacer justicia. No busca quitársela o arruinársela a personas sin culpas.
El hecho de que la gente esté aprovechando este movimiento para vengarse por asuntos personales, arruinándole
la vida a personas inocentes, no solo es una irresponsabilidad. Sino un acto inhumano con enormes carencias
éticas y morales. La magnitud de lo que sus actos están llegando a hacer, no está siendo comprendida. Pues no
solo están acabando con la vida de muchas personas inocentes al acusarlas de actos tan graves y delicados.
Sino que están también, al quitarle credibilidad a la
campaña, borrándole la oportunidad a millones de
mujeres de empezar una nueva vida y contar su
historia al mundo para obtener apoyo y justicia.
Por lo tanto, verdaderamente este tipo de conductas
deben llegar a un alto. Pues si seguimos empeñados en
crear conflictos a la soluciones de los problemas,
entonces ni en diez años, ni en tres décadas, ni en un
siglo podremos desarrollar un mundo mejor en donde
la moral, la ética, y la justicia rijan nuestras vidas.
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