INSTAGRAM: LECHATELARD_ACADEMY
I
Diez meses fuera de tu ciudad, en un lugar con nuevo
idioma, nuevas personas, nueva cultura; no conoces a
nadie y es un lugar completamente fuera de lo común
para ti. Si te dijera que te quedarás ahí por un año, ¿te
animarías?
Irse a estudiar fuera de tu país por un año o de
intercambio a cualquier lugar del mundo es una
experiencia única que pocas personas tienen la
oportunidad de vivir.
Es una serie de tomas de decisiones en muchos
aspectos. Primero que nada, el decidir si irás o no, el
saber a qué lugar, cuando, cuánto tiempo, y todas
esas preguntas y más son cosas de las que tienes que
estar segura para tomar la decisión final.
Una de las mejores consecuencias de irte a estudiar
fuera es el llegar a conocer una nueva cultura,
empezando por el nuevo idioma, las distintas reglas
de comportamiento, pero, sobre todo, el tratar con
nuevas personas de otras culturas que, a pesar de las
diferencias, su cercanía será como de hermanos
después de un año de convivir juntos, además de
viajar y compartir aprendizajes con ellas.
Vivir un año en un lugar completamente diferente al
tuyo de origen suele ser también muy desafiante en
distintos aspectos de la vida, dependiendo de las
costumbres de cada quien, y puede llegar a ser muy
difícil el proceso de adaptación. El cambio a un estilo
de vida nuevo y el replanteamiento de la rutina son
unos de los aspectos a los que es más tardado el
acostumbrarse. Para otros, es la parte social la que se
les dificulta; el encajar y empezar nuevas amistades
es un reto escalofriante para muchos. Esta
experiencia reta a cada persona de forma distinta,
dándole lo que necesita para crecer en muchos
ámbitos de su personalidad y formación. Es por esto
que, aunque ciertamente puedes esperar alguno que
otro conflicto, el aprendizaje que los acompaña
siempre es algo que valorar.
Contrario a lo que mucha gente pueda pensar, la
experiencia de estudiar fuera cuando eres estudiante
de secundaria o preparatoria cambia mucho al vivirla
46