"El mundo estaba plagado de esos enclaves de salvajismo que lo esperaban en el Putumayo. ¿Cientos? ¿Miles? ¿Millones? ¿Se podía derrotar a esa hidra? Se le cortaba la cabeza en un lugar y reaparecía en otro, más sanguinaria y horripilante" (163).
Mario Vargas Llosa, El sueño del celta