Están considerados como una
especie en peligro de extinción a
causa de la invasión y destrucción de
su hábitat, y a la caza furtiva que
nutre a un mercado internacional de
trofeos de animales salvajes.
También se cazan para obtener su
carne o para capturar a las crías.
Las principales amenazas que
atentan contra los gorilas de
montañas son: la deforestación, los
cultivos de palma de aceite, la caza furtiva, la militarización de la selva, las minas
de coltán (el coltán es un importante mineral que se utiliza en los teléfonos
móviles y que destruyen la selva) y la corrupción.
En todos los países donde viven, los gorilas están
protegidos por leyes.
Se estima que hay un total de 786 gorilas de
montañas en todo el planeta. Una cantidad que deja
mucho que desear, aunque en el último tiempo se ha
evidenciado un leve incremento de esta población.
Y esto se debe a la importante labor que realizó la
primatologa Dian Fossey quien perdió su vida hace
23 años en una montaña realizando esta importante labor.
Si no existe un freno en estas amenazas, esta especie de primates quedará en el
pasado y la biodiversidad perderá esta lucha. Lamentablemente, en el año pasado,
el cual ha sido el Año del Gorila, no se ha podido mejorar la situación de ellos ni
cortar con las amenazas que los acechan.