Reiki Familiar Issue # 5 | Page 5

Reiki Familiar/2014 5

Declarar tu misión, entrar en contacto con tu grandeza, define cuál va a ser tu aporte en este mundo, y te mostrará lo que vas a estar haciendo en el mundo, porque tu misión funciona como un magneto.

A medida que atrae gente y recursos hacia vos, te empuja hacia tu destino, acercando a tu vida aquello en lo que estas enfocado.

Te va a resultar increíble ver cuántas puertas se abren para vos a partir de la declaración de tu misión.

Incluso cuando tengas que tomar una decisión veras que tener en cuenta la misión es muy importante.

Desde mi experiencia, mi misión me ha ayudado a tomar decisiones que eran muy difíciles. Porque cuando yo tengo alguna duda pienso cuál de las dos posturas están más conectada con mi misión y esa es la postura que elijo.

Una vez que vos tengas claro la misión que subís a una alfombra mágica que te lleva a donde vos querés.

Aquí te dejó ciertas características que podrás identificar en tus deseos para que puedas saber si realmente son tu misión.

Características de la misión:

Breve, porque necesita entrar en una fase corta.

Inspiradora, atractiva y clara. Al decir la debe despertar una pasión dentro tuyo mientras sabes claramente de qué se trata lo que vas a estar haciendo y al servicio de que causa pasa estar.

Una oferta para la comunidad.

Poderosa y motivante.

Se hace cargo de la inquietud de la causa a la cual está dedicada. Ahí alguien que te está esperando y necesita lo que vos estás a punto de dar.

Incluye varios ámbitos de la vida. Abarca no sólo el área personal sino también en el área laboral.

Tiene poesía. Tiene ángel, una magia especial que sólo se despierta cuando estas alineado con ella.

Cual es tu misión?

Recuerda que cuando estamos encaminados en nuestro verdadero propósito, tenemos el éxito asegurado. Por qué este fluye naturalmente.

Todos tenemos un talento especial y único que nos pone frente al éxito cuando estamos desarrollando.

Y para cerrar este hermoso tema te voy a contar un cuento:

Cuando llegó a la aldea, todo el mundo fue luchar su charla. El tiempo pasó, y cada vez reunía a menos gente, hasta que un día el predicador quedó solo, hablando a los árboles y a los pájaros.

Sin embargo, día tras día, volvía armar su pequeña tarima en el mismo lugar, y volvía a declamar su doctrina con el mismo calor y convicción de la primera vez.

A la hora señalada, los aldeanos abandonaban la plaza, y sólo regresaban cuando él se retiraba. Meses más tarde, un hombre se quedó esperarlo.

Por qué insistes en hablar de algo que nadie escucha? Lo interrogó.

No hablo para convencerte a ti, y a tu pueblo.

Sólo hablo para mi y para no olvidar mi doctrina.

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