1584 se casó y, entre 1587 y 1600, residió en Sevilla ejerciendo un
ingrato y humilde oficio –comisario de abastecimientos-, que le
obligaba a recorrer Andalucía requisando alimentos para las
expediciones que preparaba Felipe II.
La estancia en Sevilla parece ser fundamental en la biografía
cervantina, pues tanto los viajes como la cárcel le permitieron
conocer todo tipo de gentes que aparecerán como personajes en su
obra. Cervantes se trasladó a Valladolid en 1604, en busca de
mecenas en el entorno de la corte, pues tenía dificultades
económicas.
Cuando en 1605 publicó la primera parte del Quijote, alcanzó un
gran éxito, lo que le permitió publicar en pocos años lo que había
ido escribiendo. Sin embargo, a pesar del éxito del Quijote,
Cervantes siempre vivió con estrecheces, buscando la protección de
algún mecenas entre los nobles, lo que consiguió sólo parcialmente
del conde de Lemos, a quien dedicó su última obra, Los trabajos de
Persiles y Segismundo.