La Presentación de Jesús en el Templo
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María y José vienen al templo a ofrecer a Dios lo más valioso que tienen, a Jesús su hijo, recordamos que el templo es el lugar más santo para el pueblo judío, el lugar donde Dios habita. Llama poderosamente la atención que no aparecen en el relato los sumos sacerdotes, autoridades religiosas del pueblo que representan una vivencia de la fe acomodada, que busca privilegios y poder; ni aparecen los maestros de la ley, para quienes la ley era más importante que el pueblo, que cada hombre.
Aparecen por el contrario el anciano Simeón y la profetiza Ana, anciana también, ambos pertenecientes al estrato mas bajo de pueblo, a los pobres de Iahvé. Son ellos los que esperan radicalmente a aquel que es su única riqueza, Simeón representa al pueblo que experimenta el gozo de sentir que Dios cumple sus promesas y Ana al mismo pueblo que habiéndose encontrado con Él lo anuncia a todos. Quien vive una fe acomodada, quien busca el poder y los privilegios, aquel que antepone la ley al hombre no puede acoger al Jesús del Evangelio, que desinstala y cuestiona, que desacomoda, que quiere re-centrar la vida y poner un nuevo eje sobre el cual da vueltas la Vida.
Quien confía y espera como Simeón y Ana experimenta el gozo de conocer y anunciar al Salvador. Hoy José y María vienen con el niño en brazos a tu vida, el es la luz que pone al descubierto las malas obras pero que también ilumina el camino para que tus pasos sean confiados. Disfruto tanto la Palabra.. Y sobre todo la dinámica del encuentro entre la Palabra y la Ruah que se realiza en mi vida../
“Vivir plenamente y sobre todo confía en Dios que esta obrando siempre a nuestro favor”