1. Tú te casaste en la adolescencia.
Estudio tras estudio muestran que la edad de matrimonio es uno de los predictores
más potentes y consistentes de la estabilidad matrimonial. Si te casas antes de cumplir
los veinte, tienes mucho más riesgo de divorciarte.
2. Ustedes vivieron juntos antes del matrimonio.
Muc hos jóvenes de hoy creen que vivir juntos antes de casarse pondrá a prueba su
compatibilidad y así evitar que se cometa un error al casarse con alguien que no
conocen plenamente. A pesar de la amplia presencia de esta creencia, la evidencia lo
asegura. A pesar de que más de la mitad de todos los primeros matrimonios son
precedidos por un período de convivencia, no lo hagas sólo porque todos los demás lo
están haciendo. Vivir juntos antes del matrimonio aumenta considerablemente las
probabilidades de divorciarse finalmente, a menos que ya estuvieran comprometidos
de antemano y se casan poco después de irse a vivir juntos.
3. Tus padres o los padres de tu pareja se divorciaron.
Los hijos de padres divorciados tienen más probabilidades de divorciarse (así como
menos posibilidades de casarse, en primer lugar). Este riesgo puede mitigarse si uno de
ustedes viene de una familia feliz, intacta. Si tanto tú como tu pareja provienen de
hogares rotos, se eleva el riesgo de divorcio.
4. Tuvieron un hijo antes de contraer matrimonio.
En una nota positiva, las parejas con hijos tienen un riesgo ligeramente menor de
divorcio que parejas sin hijos, si es que su primer hijo nació siete meses o más después
de casarse. Tener un hijo en común antes de ese período incrementa el riesgo de
divorcio.
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