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Entre Ríos y son derrotadas en varios combates y escaramuzas por Ramírez. Este hecho consolida el predominio artiguista en la región. Luciano Montes de Oca con una fuerza bien abastecida, intentó tomar el territorio entrerriano con ayuda de los caudillos entrerrianos plegados al bando porteño Eusebio Hereñú, Gregorio Samaniego y Gervasio Correa. El jefe directorial, a través de los papeles que desparramó en su tránsito, se presentó como en misión libertadora del pueblo. La expedición, que iría a atacar por la espalda a un pueblo empeñado en la defensa suprema de la soberanía, salió de Buenos Aires en setiembre de 1817, y cuando sus barcos llegaron a Los Toldos, ya el Comandante Ramírez tenía neutralizado a Correa y Samaniego y dando prueba de su genio militar, derrotó a Montes de Oca en el combate de arroyo Ceballos, al noreste de la villa de Gualeguay, el 25 de diciembre de 1817. Días después, el 4 de enero de 1818, se enfrenta al coronel Domingo Sáez, enviado por Montes de Oca para ocupar Concepción del Uruguay, en la estancia Santa Bárbara ubicada en los Campos Floridos, al norte de Gualeguaychú. Batalla de Saucesito: Comandante General de Entre Ríos El 25 de marzo de 1818 se produce el enfrentamiento entre las tropas comandadas por Ramírez y las del Directorio dirigidas por Marcos Balcarce sobre el arroyo Saucesito, al sur de Paraná. La victoria de los entrerrianos neutraliza el intento de ocupación de Entre Ríos iniciada en el año anterior. Tras el contundente triunfo de Francisco Ramírez, Artigas lo nombró Comandante General y Jefe del Ejército Federal en reemplazo del coronel Francisco Rodríguez. Cepeda: minuto” “La batalla El triunfo de Francisco Ramírez y Estanislao López en la cañada de Cepeda, el 1 de febrero de 1820, frente a las fuerzas directoriales significó la derrota de los planes para instaurar un sistema monárquico en el Río de la Plata y dio origen al Tratado del Pilar. “Fue la victoria que destruyó lo vetusto del organismo del ex- Virreinato – continúa Arce -; que permitió el reencuentro con las paralelas de la Revolución de Mayo; fue la luz que aventó las sombras del despotismo que pugnaba por quitar la voluntad de los pueblos auspiciando una monarquía. “Fue, Cepeda, como con acierto lo dijo Diego Luis Molinari, ‘la batalla de un minuto’ y ‘la definición de un siglo’. Sí, de ‘un minuto’, como lo escribiera Ramírez en su parte de la victoria, porque duró poco y ‘definición de un siglo’ porque se anuló el impopular proyecto de monarquización y resplandeció para siempre, como fin de la gran Revolución, la República.” Tratado del Pilar: El primer pacto preexistente Destruido el régimen directorial, establecida la provincia de Buenos Aires y elegidas sus autoridades como lo exigieron Ramírez y López, los protagonistas del suceso arribaron al Tratado del Pilar, el 23 de febrero de 1820. Lo suscribieron: por Buenos Aires, su flamante gobernador, Manuel de Sarratea; por Santa Fe, su gobernador, Estanislao López y por Entre Ríos, Francisco Ramírez que firma también como gobernador. El Tratado se constituye en uno de los "pactos preexistentes" que reconoce la Constitución Nacional y por el mismo se obliga a Buenos Aires a organizarse como una provincia en igualdad de condiciones que las demás. Por el artículo 1°, establece que el sistema de gobierno que la Nación admite es el de la federación. del La ruptura entre Ramírez y Artigas Las negociaciones relativas a la firma del tratado del Pilar entre López, Sarratea y Ramírez, asumiendo este último el título de gobernador de Entre Ríos, disgustaron a Artigas que lo consideró como un desconocimiento de su liderazgo en la Liga Federal. En la lucha contra los portugueses, en la Banda Oriental, el Protector había sido derrotado en Tacuarembó, y lo obligó a dejar el territorio oriental. Es situación de debilidad, sin dudas, fue la que aprovecharon los ascendentes caudillos litoraleños para obrar por su cuenta. A partir de ese momento comenzaría una nueva fractura en el frente federal. Una vez firmado el tratado, Artigas ratificó su autoridad en el Congreso de Ábalos (abril de 1820), y se dispuso a hacerla valer frente a Ramírez. La situación de Entre Ríos se tornó delicada, pues paralelamente actuaban los caudillos Hereñú y Correa, que no habían acatado lo resuelto en el Pilar. No obstante, López Jordán logró atraer a Correa. Ramírez llegó a la Bajada a mediados de abril y a Nogoyá, el 26. La grave amenaza portuguesa fue anulada por el ofrecimiento que le hizo Lecor a Ramírez de mantenerse neutral. En tanto la escuadrilla porteña, a las órdenes de Manuel Monteverde, llegó a la Bajada a principios de Mayo, trayéndole los auxilios de armas, municiones y pólvora que enfáticamente había reclamado Ramírez a Sarratea. Éste era el cuadro de situación cuando estalló el enfrentamiento armado entre los caudillos litoraleños. Rotas las relaciones Artigas ordenó a Francisco Javier Siti, comandante de Misiones, que avanzara sobre Entre Ríos para atacar el centro del poder del jefe entrerriano. Entre fines de abril y los primeros días de mayo de 1820 las fuerzas del jefe misionero, invadieron y saquearon la villa de Concepción del Uruguay, por lo que una parte de sus RAMOS GENERALES 6