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CUANDO LA SALUD VA MÁS ALLÁ DE LO FÍSICO La salud mental fue un tema muy abstracto para mí hasta hace poco más de un año. Desde siempre pensé que el tipo de pensamientos que inquietaban mi cabeza eran normales en todas las personas. Siempre fui demasiado “preocupona” o me ponía nerviosa con facilidad cuando tenía responsabilidades por cumplir. Y quizás a ti también te pasa y suena muy normal, pero con el tiempo estas situaciones fueron incrementando a un punto máximo. El “nerviosismo” y las preocupaciones que sentía, se volvieron irracionales, “esto tiene solución, tranquila”, pensaba. Pero de todas formas la preocupación no se iba, y por el contrario ahora me quitaba el sueño, me despertaba en la madrugada con fuertes dolores al estómago, ganas de vomitar, o durante el día me mantenían tensa, sin poder hablar y sin poder comer nada. “Ok, esto no es normal”, pensé. ¿Qué hacía en esos momentos? Se preguntarán. Oraba. Oraba desesperadamente, a veces llorando y rogando que se me quitara esto que no entendía. De hecho, aún lo hago (spoiler: aún no es un tema superado). Me repetía una y otra vez versículos bíblicos para combatir esto, los repetía e intentaba creer conscientemente, repetía en mi cabeza mi pasaje favorito: Filipenses 4:6-7, “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Y pese a que me tranquilizaba en los episodios más terribles de preocupación, esto no evitó que me dieran otras crisis fuertes con el paso del tiempo. Comencé a leer sobre lo que sentía y me di cuenta que calzaba mucho con la ansiedad, un trastorno mental. Nunca pensé que me podía pasar a mí, después de todo siempre había escuchado que la depresión, ansiedad, o cualquier otra condición mental “no afectaban a los cristianos, porque nosotros tenemos el Espíritu Santo”. ¿Por qué me pasa esto entonces? ¿Soy menos cristiana ahora sintiendo esto? En realidad no. La salud mental siempre ha sido un tema confuso entre cristianos, pese a lo común que se están volviendo los trastornos mentales en los jóvenes de hoy. Tendemos a creer que las enfermedades están solo en aquello que duele físicamente y pensamos que lo que está dentro de nuestras cabezas solo se solucionará con “harta fe y rodilla”. No me malinterpretes, no digo que la oración no sea la primera opción, en realidad lo es. Pero de la misma forma que, cuando nos duele el estómago, oramos y además vamos al médico, confiando que el Señor lo usará, deberíamos enfrentar las enfermedades psicológicas, confiando en aquellos médicos que Dios puede usar para ayudarte, como psiquiatras o psicólogos. En esta edición de R-Flex queremos desmitificar la afirmación que asegura que los cristianos no podemos enfermarnos mentalmente, y queremos que, si te ha afectado o te afecta algún trastorno mental, te sientas acompañado y confiado de que Dios también te escucha y puede ayudarte a través de la comunión directa con Él y a través de profesionales también. Bárbara Matus Calabrano Directora de Rflex Mag. alfa-piebs.cl 3