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Colegio de Pedagogía, UNAM/ Junio 2021
La primera referencia que se tuvo acerca de lo que era un tic se remonta al año 200 d.C. donde Areteo de Capadocia describió casos donde las personas emitían sonidos los cuales eran similares a ladridos y que estos estaban acompañados de muecas, movimientos extravagantes, maldiciones y blasfemias involuntarias. Para esa época adjudicaron a estos movimientos causas demoníacas y los casos eran tratados en manuales para inquisidores.
El tratamiento en estos casos solo se disminuyó a dos opciones: el exorcismo para expulsar al demonio o la muerte que le permitiría al espíritu de la persona, descansar en paz.
Como podemos observar, durante años muchos de los trastornos mentales fueron entendidos como seres demoníacos, lo cual a su vez causaba que un gran número de enfermos mentales fueran acusados de brujería o de estar poseídos y muchos de ellos fueron condenados a morir en la hoguera.
Durante la Edad Media, este movimiento involuntario anormal fue llamado el del Mal o Baile de San Vito, a todos los trastornos ya sea orgánico o psicológicos se le dió la denominación de corea (khoreia que en griego es danza).
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En el siglo XVIII, el médico francés François Boissier de Sauvages le dió el término tic a una serie de movimientos anormales cuyo rasgo común era localizarse únicamente en la cara, en 1810 el médico francés Étienne Michel Bouteille señalo que algunas de las personas que padecían corea, lo movimientos que predominaban eran las muecas faciales, ahí fue cuando se dió cuenta de que se trataba de cosas distintas.
Y finalmente en el año de 1852 el médico francés Jean Marc Gaspard Itard, describió el primer caso de lo que ahora podemos llamar Síndrome de Tourette con una publicación en París llamada “Mémoire sur quelques fonctions involontaires des appareils de la locomotion, de la préhension et de la voix”.
Un vistazo a la historia
Jean Itard