QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 49
unos extraterrestres se apoderaban de la voluntad de la
gente. ¿Era eso? ¿Estaban poseídos sus padres?
¿Tanto como para que ella hiciera gimnasia, le hablara a
la lavadora, no estuviera a la hora de comer, y a él le
diera por matar marcianitos?
Intentó leer.
Lo intentó.
Y pese a la furia y la desazón, al final lo consiguió.
Veinte minutos después, cuando el repartidor de
pizzas llamó al timbre, Felipe estaba verdaderamente
inmerso en la lectura del libro, que era estupendo.
Fue a abrir la puerta y oyó la voz de su padre, que
seguía jugando en el salón.
—¡Sí!… ¡Muere, guarro!… ¡Toma ya!…
¡Setecientos noventa mil!… ¡Bang, bang, bang!