QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 15
—Pues hala.
Qué raro. No le reñía por haberse levantado tan
tarde, ni le echaba la bronca por no haberse duchado.
Más aún: no le preparaba el desayuno.
Rarísimo.
Desde luego, los mayores estaban locos. Era
imposible entenderlos. Lo que un día era sagrado al
otro dejaba de serlo. Se explicaban fatal.
Iba a tener que hacerse el desayuno él.
La pera.
Fue a la cocina, cogió un tazón, lo llenó de
cereales; luego abrió el frigorífico y tomó la botella de
leche. Casi la derramó cuando se le fue la mano. No
dejaba de pensar en su madre haciendo gimnasia.
Una vez desayunado, sin devolver la leche a la
nevera, metió el tazón en el fregadero pero ni tan solo
abrió el grifo para remojarlo y evitar que los restos del
cereal se pegaran.
Se asomó a la galería.
Su madre seguía igual.
Qué raro que no le controlara.
Bueno, mejor.