QUERIDO HIJO ESTAMOS EN HUELGA Querido_hijo__estamos_en_huelga_-_Jordi_Sierra_i_F | Page 103

¿Qué haría al día siguiente? —¿Mamá? —Ah, hola cielo, buenos días. Bonito, ¿eh? —¿Bonito…? ¿Eso? Su madre hizo un gesto de pasar de él. —Tú no tienes gusto —dijo—. Ni lo tendrás, claro. Suspendiendo como suspendes —se encogió de hombros—. Una pena, pero a mí me da lo mismo, allá tú. Felipe se sintió herido en su amor propio. —¿Te da lo mismo que suspenda? —Ahora sí. Para eso estamos en huelga. Luchamos por una vida mejor y más digna. «Ellos» luchaban por una vida mejor y más digna. Cada día era peor. —¿Y papá? Los domingos su padre siempre le insistía en ir de paseo, jugar al fútbol juntos, visitar museos… y él le decía que no, que tenía partido, o había quedado con Ángel, o cualquier cosa, como si en el fondo le diera vergüenza ir con su padre siendo… ¿tan mayor? Ahora no se sentía especialmente mayor.