Que Calor! Publicación 19 | Page 10

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Los docentes no sólo transmiten conocimientos y desarrollan las habilidades de sus estudiantes, también deben asegurarse de que exista un clima positivo en el aula que favorezca el aprendizaje. Muchas veces deben corregir los malos comportamientos y mediar en los conflictos. Su manera de hacerlo puede marcar a los alumnos.
En el pasado, los maestros solían recurrir a los castigos para disciplinar a los estudiantes, pero la aparición de nuevos modelos educativos ha promovido estrategias más respetuosas, como la disciplina positiva.
¿ Qué es la disciplina positiva en el aula? Este modelo educativo es beneficioso porque no sólo corrige las malas conductas, sino que el docente también se convierte en un modelo de habilidades sociales para los estudiantes, quienes podrán aprender a solucionar sus conflictos de manera más asertiva. También contribuye a mantener el vínculo emocional, incluso en el momento en que se corrige el comportamiento, de manera que no provoca tanto rechazo y rebelión como el castigo. Al contrario, estos suelen mostrarse más colaborativos.

DISCIPLINA POSITIVA: ��������������������������������������������

¿ Cuáles son los principios de la educación positiva? Establecer una conexión emocional: La disciplina positiva enfatiza en la necesidad de corregir los comportamientos desde el afecto y la empatía. Eso significa que el educador debe establecer un vínculo emocional con sus alumnos, de manera que estos no perciban la corrección como un rechazo a su persona, sino simplemente como un error que deben subsanar. Actuar como modelo: Durante los primeros años de vida, los docentes también actúan como guías de los niños. La disciplina positiva los anima a desarrollar aquellas cualidades que desean ver en sus estudiantes, como la paciencia, el respeto, la independencia, la estabilidad emocional, la amabilidad o la escucha activa. Disciplinar desde el respeto: Todos los niños experimentan dos necesidades psicológicas fundamentales: sentirse valioso y aceptado. Cuando los adultos los castigan o gritan, les transmiten el mensaje de que no son dignos de respeto, de manera que los pequeños se sienten desvalorizados. La disciplina positiva motiva a los educadores a disciplinar con firmeza, pero sin afectar la autoestima y confianza de sus estudiantes, adoptando en todo momento una actitud respetuosa. Recurrir al diálogo: Siempre que sea posible, es recomendable recurrir al diálogo y no la imposición como método formativo, intentando llegar a acuerdos. De hecho, las normas en el aula se deben consensuar entre todos, haciendo comprender a los estudiantes que, si incumplen alguna de ellas, su comportamiento tendrá consecuencias. También es importante establecer sanciones razonables para evitar los castigos arbitrarios o desproporcionados. Destacar las buenas conductas y los logros: Más que recurrir al castigo, la educación positiva propone enfocarse en los buenos comportamientos. Cuando el docente refuerza las conductas positivas, los estudiantes se sienten más motivados a repetirlas.
Asimismo, es fundamental enseñar a los niños distintas alternativas de comportamiento para que puedan alcanzar sus objetivos sin perjudicar a los demás.
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