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En 1527 llegó a las costas colimenses la embarcación “Espíritu Santo”, y al avistar tierra, como no sabían a donde llegaban, le llamaron “Santiago de la Buena Esperanza” porque llegaron en vísperas de las celebraciones de este santo en España, es decir el 24 de julio.
Se sabe que por el año de 1584 esta región fue comprada por Lázaro del Valle, quien compró esa gran extensión de terreno, en el que estaba incluido lo que hoy es Santiago, ya en 1862 el señor Carlos Meillon compró a los señores Gorgonio Michel y Hnos., vecinos de Autlan, los terrenos de la “Hacienda en Miraflores” de la cual formaba parte esta población.
El 4 de noviembre de 1872 celebró contrato con los señores Oetling Hnos. y Cia., aportando por capital el señor Carlos Meillon los mencionados terrenos de “Miraflores”, que pasaron a ser propiedad de la compañía, que tendría que satisfaces el precio y administrar los fondos necesarios para la explotación y manejo de dichos terrenos.
Al hacer la disolución y liquidación de la Compañía, el Señor Meillon recibió en pago de sus derechos como socio una parte del terreno de la “Hacienda de Miraflores”, donde de nuevo estaba incluido “Santiago”.
Dichos terrenos quedaron en el dominio de Don Carlos Meillon con el casco de la Hacienda, ubicado en los mismos, con todas sus construcciones, fabricas, maquinas, instalaciones, usos, costumbres, servidumbre, etc. La Hacienda contaba con inmensos bosques de maderas finas, palmas de coquito de aceite y palmas de coco de agua. Posteriormente el señor Meillon empezó a vender terrenos, y a lo que le quedaba le llamó: “Hacienda de Santiago”, la cual después fue propiedad de uno de los descendientes de Don Carlos, el Señor Arturo Meillon Madrid. Tiempo más adelante Arturo la arrendó a Aureliano Rangel, convirtiéndose este en amo y dueño de los habitantes de estos terrenos. El patrón pagaba sueldos extremadamente modestos, además de que los jornaleros y sus familias vivían en condiciones no muy agradables. Las autoridades se integraban por un jefe de Acordada, con cuatro hombres armados destinados a cuidar a su patrón y los bienes de la Hacienda.
Pero empezó a haber mucho descontento entre los trabajadores, y empezaron las luchas por el derecho a tener una tierra propia para trabajar y ya no ser explotados, los jornaleros se empezaron a reunir y a exigir mejores sueldos y prestaciones del patrón. Pasados los años y con las reformas agrarias consecuentes al movimiento armado de 1910.
La Hacienda fue fraccionada, convirtiéndose en zona ejidal, y efectuando el 28 de agosto de 1933, el primer reparto oficial de tierras, beneficiándose con 400 hectáreas un grupo de 28 ejidatarios.
El Comité ejecutivo del Nuevo Ejido quedo integrado por los señores Arnulfo Gómez como presidente, José Maria Vizcarra como secretario y Lino Diego Hernández como Tesorero.
En aquel entonces era Presidente de la Republica el general de División Abelardo L. Rodríguez, el cual cubría el interinato dejado por la renuncia de Don Pascual Ortiz Rubio. En consideración al apoyo que recibieron los campesinos para la dotación de sus tierras por parte del general, se acordó denominar al nuevo ejido como “Abelardo L. Rodríguez”. Concediéndose la primera ampliación del mismo el 2 de agosto de 1936.
QUE BONITO ES MANZANILLO PAG. 5