cartagena
Caminaba sobre la transversal 54 cercano al embarcadero una zona muy poblada de frente a la Isla Manzanillo, andaba en busca de un taxi o un bus que me llevara a la zona del arzobispado cercano a la casa de la Chichería en un barecito que acostumbrábamos a ir donde había quedado de verme con mi escudero Wayne, el calor era sofocante ese calor caribeño que a pesar de eso me gusta, como que me transporta hacia mis orígenes, finalmente logre tomar el bus que avanzo rápidamente por la diagonal 21 hasta alcanzar la avenida Pedro Heredia y que me llevaría a mi destino, en cada calle que cruzaba llevaba en mente la belleza abigarrada de las casas y como juegan con los colores turquesa del mar caribe, es tan común este tipo de construcciones que fueron legislados muchos años atrás para mantener la mesura arquitectónica de la región, amalgamada con la alegría de sus habitantes aunque sus lenguas y calos sean diferentes.
El Paroxismo llego al escucharse “RETRATO EM BRANCO E PRETO” Retrato en Blanco y Negro…
Já conheço os passos dessa estrada
sei que não vai dar em nada
seus segredos sei de cór
já conheço as pedras do caminho
e sei também que ali sozinho
eu vou ficar, tanto pior
o que é que eu posso contra o encanto
desse amor que eu nego tanto
evito tanto
e que no entanto
volta sempre a enfeitiçar
Ya conozco los senderos del camino
Sé que dan a la nada, sus secretos son negros
Ya conozco las piedras del camino
Y sé también que ahí, solo, estaré
Mucho peor,
Lo que sé es que puedo
Contra el encanto de ese amor, que niego tanto
Evito tanto y que en su encanto, me vuelve a hechizar
Aquel día conviví con aquella sensibilidad hecha mujer, pasión que inunda el contenido de la creación, la luz que invade, el misterio que hechiza, aquel arrebol que contiende ante la pureza del cristal y el sonido que reverbera en el vacío del universo, y convertido en la sensible voz del portugués hizo de nuestro momento una agradable velada con la cercanía del mar caribe, y una ciudad amurallada como fortaleza para cubrir los embates de los corsarios
Cartagena 1999
Por Oscar Hernandez