PAGINA 10 QUE BONITO ES MANZANILLO
Uno de los clásicos de las Copas Mundiales de la FIFA es la expectativa de cómo serán las camisetas de los seleccionados partcipantes. Pero antes de que la confección estuviese estudiada al milímetro, hubo historias tan curiosas como maravillosas y FIFA.com te las recuerda.
Lo que mata es la humedad
México organizó los Mundiales de 1970 y 1986 y en ambos las selecciones estaban preocupadas por cómo el calor y la humedad iban a afectar a los jugadores. Las camisetas tenían que ayudar a drenar la transpiración. Por eso, Inglaterra usó en 1970 unas confeccionadas con una tela más liviana y con agujeritos, las Air-Tech, a pedido del doctor de la delegación, Neil Phillips.
Pero los ingleses fueron más allá. Como los colores claros absorben mejor el calor, decidieron que la camiseta roja con la que ganaron su Mundial en 1966 fuese la tercera equipación. La primera, completamente blanca. La segunda, jamás vista: toda celeste, pantalón y medias inclusive. Así salieron a jugar contra Checoslovaquia, que vistió muy parecido, de blanco. Pese a la victoria por 1-0, fue un error.
"Creo que mi elección de que el celeste fuese el segundo color fue mala. Donde estaba sentado, mirando desde la sombra hacia el sol, era muy difícil distinguir a los jugadores”, admitió Alf Ramsey, el seleccionador inglés. La televisión también se quejó por el parecido -la mayoría de los espectadores veían las imágenes en blanco y negro, el contraste era mínimo- y ante Alemania usaron la roja. No sólo hizo mucho calor, también hubo tiempo suplementario. Inglaterra perdió 3-2 y quedó eliminada.
A 1986 Argentina también llevó camisetas Air-Tech, pero sólo la titular, la celeste y blanca. Ante Uruguay en octavos jugó con una azul de algodón y Carlos Bilardo se preocupó: ante Inglaterra en cuartos, en el mediodía del Distrito Federal, no podían jugar con esa armadura.
El técnico pidió a la marca que la vestía en ese entonces que confeccionara camisetas azules pero livianas. Imposible con tan poco tiempo. A tres días del partido, mandó a un colaborador a recorrer tiendas de la capital mexicana. Rubén Moschella regresó con dos modelos azules, las pesaron pero no se decidían. Hasta que apareció Diego Maradona: “Qué linda esta camiseta. Con esta le ganamos a Inglaterra”.
Moschella volvió a la tienda y compró 38 de las camisetas elegidas por el capitán. Un diseñador bocetó de urgencia el escudo de la AFA, unas bordadoras lo cosieron en cada prenda y unos números plateados de fútbol americano se plancharon de apuro en el dorso. Horas después, Maradona hacía historia. Con La mano de Dios, con uno de los mejores goles de los Mundiales y vistiendo una camiseta comprada de urgencia en una tienda olvidada de México DF.
Unos Bleus verdiblancos
Es 10 de junio de 1978 y Francia y Hungría se preparan para jugar en Mar del Plata su último partido en la Copa Mundial de Argentina, tras ser eliminados del Grupo 1. Falta media hora para el inicio y a Henri Michel le llama la atención lo que ve debajo del abrigo de los húngaros. del Grupo 1. Falta media hora para el inicio y a
"¿Camiseta blanca?", preguntó el capitán del Nantes a András Torocsik. "Camiseta blanca", respondió el delantero. Entonces Michel le explicó que de blanco jugaba Francia. Pero Torocsik le juró que de blanco jugaba Hungría. Y lo que era una curiosidad se transformó en un problema a resolverse con urgencia.
Cada directiva aseguró que tenían una circular de FIFA informándoles que debían jugar de blanco. Discutieron, hasta que Henri Patrelle, intendente de la selección francesa, empalideció: "Soy el único responsable. Nunca leí la segunda circular, que modificaba la primera". Francia debía cambiarse la casaca pero no tenía ninguna. Las azules titulares estaban a 400 kilómetros, en Buenos Aires.
Un coche de policía salió a toda sirena del estadio y, mientras el público silbaba por el retraso, fue al Club Atlético Kimberley. Sí, Francia jugó y ganó 3-1 vistiendo la camiseta verde y blanca a bastones de uno de los tradicionales clubes marplatenses. Kimberley, como cualquier equipo de la época, tenía sólo camisetas numeradas del 1 al 16. Dominique Rocheteau convirtió un gol con el número 18 en el pantalón azul pero con el 7 en la espalda.
Historias curiosas de camisetas mundialistas