QUE BONITO ES
MANZANILLO
A MI MADRE
Por Rosario Iglesias
Tenían sus ojos mil abejas presas
y el oro de las mieses en desengrano
Su cuerpo semejaba las palmeras
al ondear con el viento tan ufano.
Era preciosa como el sol del día
y mágica como el mar en plenilunio
era una máquina incansable y vivía
para sus hijos y el trabajo rudo…
Nunca supo su vida de placeres
que brinda el dinero y los desmanes
y prefirió el jabón y el lavadero
y así lo asumió sin más ambages.
No tuvo castillos ni dinero
pero su corazón, era un tesoro,
mas grande que aquel con que
Aladino tuvo bienes, alhajas y oro.
Así era mi madre, sepan que
nunca había escrito para ella,
solo en mi corazón he mantenido
su recuerdo guardado como estrella.