Los dichos de los viejitos son evangelios chiquitos
Los dichos de los viejitos son evangelios chiquitos Pues sigo sin comprender del todo lo sucedido –dijo don Cipriano
Si, te entiendo- respondió don Chon con un dejo de tristeza- apenas lo acababa de ver hace unos días y se veía bien, feo como siempre pero hasta eso bien.
Si, yo también lo vi la semana pasada, eran como las 8 de la mañana y don Sebas venía de misa de 7, muy contento y sintiéndose en paz, pues me dijo que acababa de comulgar.
Don Chon guardó silencio por unos segundos para después comentar – no cabe duda que no hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue y para nuestro buen amigo don Sebas ya se llegó, colgó los tenis o en su caso los huaraches.
Lo bueno de todo es que murió rodeado por su familia, sus hijos, sus nueras y nietos, en su propia cama y en paz… -Don Cipriano se interrumpió unos segundos sumido en su cavilar por la reciente muerte de un amigo de ambos
Pero don Cipriano –dijo don Chon- ya no este triste recuerde que el muerto al pozo y el vivo al gozo…
Si, en eso estaba pensando –lo interrumpió don Cipriano- y sobre todo en lo del gozo, ¿ya se enteró de la última puntada de don Sebas?
No, ¿Cuál es?, porque recuerdo que el viejito era bastante ocurrente. Ocurrente y enamorado.
Si, le ganaba a usted por un pelito de rana, ahora sí que a don Sebas se le aplica completamente eso de genio y figura hasta la sepultura- sentenció don Cipriano muy serio.
Pues cuéntele que se me cuecen las habas, cuéntele que pa’ luego es tarde.
Pues figúrese que don Sebas ya estaba en su cama casi agonizando y su hijo menor el que aún vivía con él, se le acercó al oído y le dijo “Tata, tata ¿quiere que le traiga al padrecito? Y don Sebas medio abrió sus ojitos, pareció pensárselo unos segundos y con ligero esfuerzo le contesto: “mejor tráeme a Susanita”
¿Susanita?, ¿te refieres a la muchacha que les hacía el aseo?
Si, a ésa Susanita se refería el enamorado de don Sebas, figúrese don Chon, con qué cara de incredulidad se le quedaron mirando todos los presentes
¿Y… luego?
Pos que don Sebas se soltó riendo quedamente y viendo a todos los presentes con una mirada de picardía pasó a mejor vida... Lo que sea de cada quien, murió contento.
¡Ja ja ja ja! ejem, mmmh… ¿Y eso quien se lo contó don Cipriano? Porque no es como sacar el cobre, o negar la cruz de su parroquia, más bien
conociéndolo, se me ocurre como una vacilada de despedida de don Sebas.
Pues me lo contó casi acompañado de pucheros su hijo, el menor, el tal Panchito, me lo dijo con cierta inquietud, ya que según él, su Tata había pecado al final. ¡Hazme el favor!
¡Nombre, que va!, si ese don Sebas, que en gloria esté, estaba más santo que nada, todos los días acudía a misa y comulgaba, hasta cuando se ponía contento solo tomaba vino de consagrar quesque pa estar a tono, solo le faltaba la sotana para parecer Sacerdote. Nunca negó la cruz de su parroquia
Si eso mesmo le dije a su hijo –termino don Cipriano.
¿Y luego…?
Pos que lo enterraron como él quería; ayer fueron al panteón y lo enterraron envuelto en un petate, y acompañado con un trio que tocó…
¿Cuál don Cipriano?
No recuerdo el nombre, pero esa que dice “yo quiero hacerte con mis lágrimas un collar de perlas”
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QUE BONITO ES MANZANILLO
NUMERO 13
Por: Dagoberto Javier Tortolero Santillana