La jugada sucia:
Las mujeres pitan falta
sobre la diferencia salarial
F
útbol profesional femenino es un deporte inmensamente
trivializado y subestimado. El reconocimiento de parte del
público palidece al compararse con la sangre, sudor y lágrimas
que estas jugadoras excepcionales vierten cada vez que pisan
una cancha. Hay una discriminación silenciosa en este deporte
que se enmascara detrás de una excusa sobre una diferencia de
ingresos y ganancias. Aunque esto siempre ha sido un problema
incesante e inquebrantable, no es sorprendente que sólo ahora
estén recibiendo su arduamente ganado reconocimiento de esta
discrepancia salarial entre los géneros.
El equipo nacional de fútbol femenino de los Estados Unidos
ha maravillado continuamente a sus fanáticos y a todo el país,
pero aún no logra superar esta evidente falta de pago que
resulta en millones de dólares de salario insuficiente. Esto
no solo hace que las jugadoras se sientan menospreciadas o
insignificantes—sienten que sus talentos y habilidades para
desempeñar son inferiores a sus homólogos—sino que también
les presenta situaciones de convivencia muy problemáticas.
Muchas se enfrentan a una lucha interna de compromiso. Sus
deseos y sueños de ser jugadoras profesionales se enfrentan con
la necesidad de mantener un entorno de vida saludable mientras
reciban un ingreso tan bajo. Vivir del fútbol no se puede sin una
compensación adecuada.
texto: MADDIE MORLAND
diseño: ELISE GELLMAN
El problema apenas ahora sale a la luz pública. El evento
que influyó en esta epifanía fue cuando el febrero pasado la
organización de Fútbol de EE.UU. presentó una tutela legal
contra la validez del convenio colectivo del equipo. Cinco
jugadoras estelares también declararon una demanda judicial
sobre la discriminación salarial a finales de marzo de 2016. Entre
las jugadoras que figuran en esta queja están la portera Hope Solo,
las co-capitanes Carli Lloyd y Becky Sauerbrunn, la delantera
Alex Morgan y mediocampista Megan Rapinoe. Ellas aseguraron
que se ganan apenas el 40% de lo que reciben los jugadores de la
Selección Nacional Masculina de EE.UU. Las mujeres del equipo
tricampeón del mundo ganan sus partidos, pero se ven obligadas
a acudir a la corte para que puedan ganar un salario justo.
En su deposición legal, Hope Solo expresó fuertemente “Nosotros
somos las mejores en el mundo, tenemos tres campeonatos de
la Copa Mundial, cuatro campeonatos Olímpicos.” Siguió el
reproche señalando que a los hombres todavía se les paga más
“solo por aparecer [en los partidos] que nos pagan por ganar
grandes campeonatos”. Aunque hayan puesto tanta energía
en su intento de cambiar el juego y la industria, la oposición
jurídica presentó varios obstáculos y trabas, haciendo aún más
agotadora esta lucha por la igualdad. Los oficiales del fútbol
estadounidense contestaron con dura crítica a las afirmaciones
de las jugadoras durante una conferencia telefónica, donde