anchadas por el coronavirus
Cómo se destaca la desigualdad sistémica
entre comunidades durante la pandemia
conseguir ingresos para sostener a la familia.
Los trabajadores migrantes agrícolas suelen
vivir en cada lugar solo hasta que termina la
temporada para después trasladarse hacia la
siguiente cosecha.
Mientras que sigue desarrollando la situación,
el limitado acceso a las pruebas médicas y
admisión a hospitales impide la recompilación
de datos exhaustivos. Según el periodista
Benjamin Siegel de ABC News, desde
mediados de abril, solo 1 de cada 164
estadounidenses ha sido examinado
para detectar el virus. Además,
muchas pruebas no recogen
información racial ni étnica.
Es claro que no podemos fijarnos
únicamente en las cifras y
porcentajes para decirnos lo
que está mal. Lo crucial es
reconocer el hecho de que
estas desigualdades han
existido en nuestra
sociedad desde
su fundación.
Como
afirma Leticia Casildo, inmigrante y parte de la
organización Familias Unidas en Acción que se
dedica a empoderar comunidades inmigrantes,
“El virus no discrimina, los gobiernos sí”.
Las grietas entrelazadas en las comunidades
hispanas - generaciones de discriminación
racial, defectos en nuestro sistema de acceso a la
atención médica, al trabajo y al pago equitativo
y tanto más - han sido ensanchadas e inundadas
por el coronavirus.
Cuando volvamos a poner los engranajes de la
sociedad nuevamente en marcha, ¿tendremos
la fuerza para no huirnos de estos problemas
fundamentales?
Nuestro primer paso para llegar a una solución
es la comprensión: los efectos de una crisis no
son, ni serán, equitativos para cada persona.
Nuestras estrategias sí deben serlo. Necesitamos
políticas gubernamentales que apoyen a
nuestras diversas poblaciones - a través de
vivienda segura y asequible, pruebas médicas
precisas e informativas y acceso gratuito a la
atención médica - para que nadie esté en riesgo
debido a su situación económica, laboral o
racial.
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