Junto con otros en Italia, muestra su apoyo y orgullo por
el sistema de salud que tiene su país. En vez de priorizar
el beneficio económico como lo hacen otros países, Italia
se puso adelante al pensar en todos sus habitantes. “No
importa cuál sea el costo para garantizar la atención médica
[por parte del gobierno]; no se deja a nadie atrás”.
Japón
Yuji Omasa, un padre de familia en Iyo, un pueblo de la
isla de Shikoku, Japón, comunica que cuando empezaron a
aumentar los casos del COVID-19, sintió “la importancia
del compañerismo y las interacciones entre personas”.
En Japón, es común que los hombres trabajen mientras
que las mujeres cuidan a los niños en casa. Antes de la
cuarentena, Omasa trabajaba todos los días en la oficina,
viajaba y salía a tomar con sus compañeros del trabajo.
Ahora tiene un tiempo único para compartir la vida diaria
de sus hijos.
Esta pausa también sirvió como una oportunidad para
implementar más el uso de la tecnología en su compañía.
Han empezado a reunirse por primera vez sobre el
internet, e incluso continuaron la tradición de las ‘noches
de bebida’ entre los empleados masculinos. ¿Te imaginas
a veinte hombres de negocios japoneses sentados en sus
casas bebiendo el sake por Zoom?
Miyu, una joven japonesa de 16 años en la prefectura de
Ehime, expresa la esperanza que mantiene. “Mucho antes
de que empezara esta pandemia, los japoneses hemos
estado usando mascarillas como un estándar básico de
higiene”, explicó. Pero a las personas de otros países les ha
parecido raro e incomodo, y han surgido muchos mensajes
racistas e derogatorias. “Espero que cuando termine esto,
otros países tengan más conciencia sobre los tapabocas y
no nos discriminen por usarlos”, dijo apasionadamente.
Lo que nos une
Entre las diversas experiencias humanas que constituyen
nuestro planeta, lo que nos une son las emociones.
La solidaridad
Los efectos de la pandemia no son todos iguales. Pero es
la solidaridad la que nos ayudará a superarlo. Tenemos
singularidad, pero también mucho en común. A pesar de
que nuestras vidas sean tan variadas, en este momento,
estamos unidos en un desafío compartido.
Las relaciones que tenemos con nuestra familia, nuestra
comunidad y el mundo crean sentimientos de interconexión.
Saber que no estamos solos nos da resiliencia. Cuando
pensamos en algo más que nosotros mismos, adquirimos
inspiración para tomar acción positiva por una causa
más grande. Entre las personas encuestadas, la mayoría
mencionó a sus seres queridos. O por estar alejados de ellos,
o por tener que pasar cada momento juntos, expresaron
cómo se dieron cuenta de lo importante que es la familia.
A través del internet, empezaron muchos gestos comunales
de apreciación y de solidaridad. En Perú, los vecinos ponen
la canción bien conocida “Contigo Perú” cada día a las seis
de la tarde. En Italia, se puede ver colgando la bandera verde,
blanco y roja en todas partes, y por la noche se iluminan
los pueblos a una vez con los sonidos de la gente golpeando
ollas desde sus balcones y cantando apasionadamente.
En Bélgica, resuenan los aplausos de la gente a las ocho
de la noche como una muestra de apreciación para los
médicos y otros trabajadores que vuelven a casa. Los
vecinos ayudan a los que están a mayor riesgo del contagio,
llevándoles sus comestibles y otras necesidades. Estos
actos ayudan a aumentar los sentimientos positivos. Como
enuncia Heloisa Helena de Oliveira, de Brasil, “Espero que
la solidaridad se convierta en la nueva moneda corriente
de este mundo”.