puño & letra Summer 2020 | Page 15

ciudadano un cheque de apenas $1.200, lo cual es menos que la mitad de lo que un estadounidense gasta cada mes en vivienda, atención médica y transporte. Esta no es una solución. Ambientes tóxicos Aparte del mayor desempleo y la mayor exposición a infección por los trabajos que logran retener, la gente de color tiene una probabilidad muy alta de tener condiciones médicas subyacentes a causa de la sistemática discriminación en la vivienda, al racismo ambiental, a la falta de acceso a comida saludable y a la discriminación en la asistencia médica. Los centros de población más diversos están más expuestos a peligros ambientales por la colocación de producción de energía destructiva. Las emisiones de fábricas, basurales de residuos tóxicos, plantas químicas y oleoductos causan que el agua y el aire se contamine, provocando el asma y otros daños a sus sistemas inmunes y por eso, estas comunidades son más susceptibles a las infección viral. Además de los ambientes peligrosos, carecen de acceso a comidas saludables debido a los altos precios de los alimentos más saludables, y los subsidios federales a ciertos ingredientes que bajan el precio de las comidas menos sanas. Marginalizados, empujadas a la pobreza por la discriminación en el empleo, tienen menos dinero para gastar en comida sana. Esto hace que las personas de color compren alimentos poco saludables para que puedan alimentarse sin gastar demasiado. A su vez, esto produce tasas más altas de enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes, y otras enfermedades inmunes que son algunas de las comorbilidades del virus. Así se puede explicar mucho sobre las extremas disparidades raciales en las infecciones del COVID-19. Está infectando y matando a la gente de color a índices alarmantemente altos debido a la continua incapacidad de nuestra sociedad de proporcionar un nivel de vida equitativo a las poblaciones desatenidas. Cosechando genocidio Sin embargo, este sistema sigue ahondando la ignorancia blanca en una pandemia global. Ha habido varios disturbios en contra de las órdenes de cuarentena, organizados principalmente por conservadores blancos. Los hemos visto desobedeciendo las órdenes de distanciamiento social para pedir un corte de pelo. No claman tanto para que ellos puedan regresar a trabajar, sino para que los demás regresen y que ellos puedan volver a disfrutar de su privilegio. Andan con armas militares como rifles de asalto, difundiendo creencias de la supremacía blanca con un cartel de “Trump 2020” en la mano. Lo llaman patriotismo, pero no lo es. Es terrorismo doméstico. A estos actos de terrorismo no se les responde con la violencia estatal, como sí sucede con las protestas pacíficas y desarmadas del movimiento Black Lives Matter. En cambio, la supremacía blanca se encuentra con la tácita tolerancia de la policía. Es una prueba obvia del racismo en nuestra sociedad donde un manifestante negro desarmada que reclama por sus derechos humanos enfrenta al gas lacrimógeno, la brutalidad, los tanques, las manillas y hasta la muerte misma... mientras que un miliciano blanco fuertemente armado viola la ley, pone en peligro a innumerables vidas por el contagio y por las balas, y no le dicen nada. Este país les niega los derechos humanos básicos a las personas de color al mismo tiempo que eleva a los blancos, sacrificando la salud de comunidades enteras. Esto no es sólo un virus, esto es un genocidio indirecto. 15