puño & letra Summer 2019 | Page 26

texto: ENRIQUE ZEGARRA BRAVO diseño: PUÑO & LETRA Qué manera de morir Si quieres saber la mejor forma de morir, mi vida puede servir de buen consejo. Les contaré unas pequeñas historias increíbles que condujeron a mi muerte inevitable. De mis varios acercamientos a la muerte ninguno se sintió tan espectacular como este. En mi primer día de secundaria, tuvimos un simulacro de incendio. Mientras caminaba con mi clase hacia el campo de fútbol, pude oler un extraño olor a quemado que venía del puesto de café; eran unos bollos de mantequilla. Me acerqué para ver, pero las puertas principales se habían cerrado y no podía resistir el antojo de comerlas. Sin otra opción en mente, lancé mi cuerpo de manera frenética hacia las puertas metálicas para quebrar la ventana integrada. En seguida, los trozos de vidrio se empalaron cómo dardos en mi trasero. Hubiera preferido el mordisco de un Doberman a la increíble agonía que sentí en ese momento. La única forma de pedir auxilio, pensé, fue arrastrar mi cuerpo hasta jalar la manija de la alarma antiincendios. Minutos después, los paramédicos aparecieron para subirme a la camilla, y me miraron como si fuera un mapache famélico pidiendo golosinas. Un año después, mi familia viajó por Sudamérica y nos hospedamos en una pequeña vivienda en la ciudad brasileña de Caratinga. Una madrugada, me quedé despierto para observar las estrellas cuando noté a un burro pastando en una colina. El burro parecía mecerse sobre sus pies casi como si le soplara la suave brisa de la noche. Cuanto más tiempo miraba al burro, más me obligaba a ir a el. Mi curiosidad fue lo mejor de mí, y me escabullí silenciosamente de la crujiente casa en la que vivía. Con cada paso que tomaba en el piso de cedro, la madera se torcía y parecía haber un revuelo sofocado en la habitación de mis padres. Cuando pasé por el umbral de la casa, me cargué directamente en dirección al burro. Me lancé al aire y aterricé directamente sobre su espalda. El burro, que se había quedado dormido en el tiempo que me llevó salir de la casa, soltó un grito antes de sacudir su