puño & letra Summer 2018 | Page 16

Bastardilla texto: AMY BAND diseño: ELISE GELLMAN fotos: cortesía BASTARDILLA T odos han visto murales de graffiti o tags alrededor la ciudad. Nombres pintados en bancos públicos, imágenes irreverentes pintarrajeadas en paredes privadas - esa es la imagen que aparece en la mayoría de las mentes estadounidenses. Pero en realidad, el graffiti es mucho más. Alrededor del mundo, e incluso en vecindarios tan cercanos como el de la Misión en San Francisco, el arte público es una parte esencial de la cultura circundante. Como lo declaró el gran muralista Diego Rivera, “el arte es esencial para la vida humana, y no solo puede pertenecer a unos pocos [sino] que es el lenguaje universal que pertenece a toda la humanidad.” El graffiti moderno, ahora una forma cultural icónica, comenzó de manera inesperada con un adolescente en Philadelphia en 1967. Darryle McCray, apodado Cornbread desde su tiempo en el reformatorio, pintó “Cornbread ama a Cynthia” alrededor del barrio como proclamación de su afecto por la mujer joven. A Cornbread le gustó la atención tanto que empezó a pintar su apodo en todas partes, incluso sobre el avión de los Jackson Five y el costado de un elefante en el zoológico. Desde entonces, se ha evolucionado y extendido alrededor del mundo, transformándose en un medio de arte bastante reconocido. La técnica se ha vuelto particularmente popular con artistas latinos. Mientras el graffiti de Norteamérica tiene más que ver con los tags, lo sudamericano generalmente