puño & letra Spring 2020 | Page 26

texto: JESS NAVA ROBLES arte: TALIA VALDEZ diseño: HILARIO GONZALEZ Acusando al juez, señalando al patriarcado La protesta de las feministas chilenas sobre la cultura de la violación ha sido un éxito. El canto y la coreografía empezaron en el país suramericano y han llegado a toda Latinoamérica, a algunos países del continente europeo, y hasta Portland. Es un tema sobre el abuso de la mujer, la inclinación cultural a culpar a la víctima, y cómo las instituciones poderosas han permitido violaciones de los derechos de las mujeres de maneras sistemáticas. Estas protestas han sido populares y necesitan ser escuchadas para que se dé un alto a esta situación. Las mujeres llevan un pañuelo verde, que es probablemente el símbolo más identificable, una señal para exigir la despenalización del aborto. Sobre los ojos, una venda negra que representa la violencia masculina y la cultura de la violación. La repetida flexión de la piernas al llegar a la tercera estrofa hace referencia a solo un ejemplo de las varias humillaciones y torturas físicas que las y los detenidos sufren por parte de las autoridades. La cultura del abuso sexual ha llegado a mucho. Aproximadamente una de cada cinco mujeres será violada en algún momento de sus vidas. La canción de las feministas hace que uno reflexione sobre por qué en estos tiempos, por ejemplo, tienes que pensar dos veces en lo que te pones. El lugar tampoco es el problema, sino el violador que comete el delito. Esto es obvio en la letra cuando dicen, “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía”. Es un mensaje poderoso que todavía no es aceptado por muchas sociedades: la víctima nunca es culpable. La gente quiere dar a entender cantando, gritando y protestando lo que exigen que se cambie.