texto: ELLA DOUTHIT
diseño: HILARIO GONZALEZ
menstrual no está limitada a solo gente sin
casa o refugio, sino también a los que viven
sin ingresos suficientes. En el mundo, hay
500 millones de menstruadores que sufren
de pobreza menstrual. ¡500 MILLONES!
Algunos tienen que decidir entre la
comida y los productos menstruales. En
estos casos, se ven obligados a usar cosas
diferentes, como papel cartón o calcetines
para mantenerse limpios y aseados. La
falta de acceso a los productos menstruales
seguros causa que estos menstruadores
falten a clases en la escuela, al trabajo, y
a los exámenes importantes para su ciclo
menstrual.
cortesía: Sabza
Impuestos sobre la libertad menstrual
Recientemente, la justicia menstrual es un
tema que está circulando en nuestra clima
social. La difusión de conocimiento sobre
las adversidades y desafíos de la gente que
menstrúa puede salvar bastantes vidas. No
importa sus circunstancias, unos y unas
van a menstruar. Tener su período no solo
es intempestivo, sino también incómodo,
humillante y doloroso. Por esto, muchos
tienen que faltar a la escuela, el trabajo, las
obligaciones o los exámenes por la falta
de materiales necesarias para su salud. La
verdad es que el acceso a los productos
menstruales es un derecho humano que
muchos no tienen.
Si te parece curioso que uso palabras como
“gente que menstrúan” en vez de decirles
“mujeres”, es porque no todos los que
menstrúan se identifican como mujeres,
y tampoco todas las mujeres menstrúan.
El movimiento de menstruación es muy
inclusivo a todos, porque la manera de
hacer cambio es dejar los tabúes y tener
personas que no menstrúan como aliados
en el movimiento.
Una reciente encuesta de “Always
Confidence”, revela que una de cada
cinco niñas tiene que faltar a la escuela
por causa de la pobreza menstrual. Este
número es muy impactante, y ni incluye
a menstruadores que no se identifican
como mujeres dentro de la cifra. Muchas
encuestas similares son limitadas por solo
tener en cuenta a las ‘mujeres’ o ‘niñas’.
También en los sistemas escolares, se
separan las niñas de los niños para enseñar
sobre la menstruación. Esto reitera como
la menstruación es conocida como un
problema de ‘la mujer’.
Ahora existe en 33 estados del país un
impuesto de 6.85% en los productos
menstruales. Los que crearon estas tasas
no toman en cuenta cómo funciona
la menstruación. El impuesto grava
productos femeninos como artículos
de lujo en vez de necesidades básicas de
higiene. Comprarlos no es barato sin el
impuesto adicional., puede costar hasta
$300 cada año. Aunque el impuesto no
parece causar un gran cambio en el precio,
para las personas de bajos ingresos no les
alcanza el dinero para obtenerlos.
Cuando alguien no puede comprar unos
productos por su precio o no tienen agua
corriente para mantenerse limpia y segura,
se llama pobreza menstrual. La pobreza
En la vida humana los períodos no
son nada nuevo. Entonces, ¿por qué
seguimos sin apoyo adecuado para los
menstruadores? Cuando se usan objetos
que no son sanitarios es incómodo,
desmoralizante y hasta peligroso. Puede
causar infecciones que arriesgan la vida.
Algunos centros de salud y refugios tienen
productos gratuitos para los que necesitan,
pero no es suficiente para todos.
Afortunadamente, hay muchas nuevas
organizaciones que tratan de luchar
contra la pobreza menstrual como TYET,
PERIOD. Movement, y más. Las metas de
estas organizaciones se centran en quitar
el estigma de la menstruación, poner un
fin a la pobreza menstrual y empezar un
nuevo conocimiento de cómo la falta de
productos menstruales puede afectar a
alrededor de 28% de nuestro mundo.
El 19 de octubre, muchos se juntaron
en todas partes del país para celebrar
los períodos en la primer protesta del
Día de Período. Yo participé en la de
Portland organizada por PERIOD., y fue
una experiencia maravillosa. En toda mi
vida, nunca había oído tantos gritando y
cantando sobre los períodos. Antes todos
teníamos miedo de pelear contra las
injusticias. Ahora es impresionante ver a
tantos abogando por el nuevo comienzo
del movimiento menstrual.