puño & letra Spring 2017 | Page 23

El choque de dos mundos reseña: ELLE MORELAND diseño: ELISE GELLMAN E l choque de dos mundos brinda un mensaje importante sobre problemas que, como estadounidenses, no siempre vemos. Ignoramos sucesos dañinos porque es más fácil y no nos afecta directamente. El documental, filmado en 2016, fue dirigido por Heidi Brandenburg y Matthew Orzel y producido por Taira Akbar. Sigue la historia de activistas indígenas que tratan de luchar sin la violencia, por medio de la desobediencia civil. Sin embargo, esto rápidamente provoca un conflicto más grave. El título alude a una batalla entre el pueblo indígena de Perú y el gobierno. El incidente sucede durante el segundo mandato del ex presidente Alan García, cuando quiso fortalecer la posición económica de Perú a expensas de recursos naturales en la Amazonia y la calidad de vida de los indígenas. García empujó y realizó leyes que autorizaron mayores incursiones corporativas e industriales en la Amazonía que nunca antes se habían permitido. En una jugada sucia, evitó que el problema fuera discutido por los representantes legislativos de manera justa. Al final, ésto terminó en el socavamiento de los derechos humanos de los nativos. Varios grupos como el Aidesep ( La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana ) se opusieron a lo que estaba sucediendo, al igual que una organización de indígenas liderada y representada por Alberto Pizango. El filme adopta una voz seria y grave, pidiéndoles a los espectadores que tengan conciencia sobre todas las injusticias muy reales todavía sin reconocer. Es crucial tomar el mismo acercamiento al ver esa multitud furiosa tratando de preservar lo suyo a costa de su propia vida. Al escuchar a los que salen a defender su madre tierra y gritan en unísono a los policías que se larguen. Al sentir el impacto de la balacera y de las piedras sobre los escudos Cuando el polvo y humo se esparce y en la calle retumba el sonido del enfrentamiento, el documental nos obliga a reconocer que ambos han perdido, con la justicia tendida en el piso. La herida que sigue abierta. 23