El choque de dos mundos
reseña: ELLE MORELAND
diseño: ELISE GELLMAN
E
l choque de dos mundos brinda un mensaje importante
sobre problemas que, como estadounidenses, no
siempre vemos. Ignoramos sucesos dañinos porque es más
fácil y no nos afecta directamente. El documental, filmado
en 2016, fue dirigido por Heidi Brandenburg y Matthew
Orzel y producido por Taira Akbar. Sigue la historia de
activistas indígenas que tratan de luchar sin la violencia,
por medio de la desobediencia civil. Sin embargo, esto
rápidamente provoca un conflicto más grave.
El título alude a una batalla entre el pueblo indígena de
Perú y el gobierno. El incidente sucede durante el segundo
mandato del ex presidente Alan García, cuando quiso
fortalecer la posición económica de Perú a expensas de
recursos naturales en la Amazonia y la calidad de vida de
los indígenas. García empujó y realizó leyes que autorizaron
mayores incursiones corporativas e industriales en la
Amazonía que nunca antes se habían permitido. En una
jugada sucia, evitó que el problema fuera discutido por los
representantes legislativos de manera justa. Al final, ésto
terminó en el socavamiento de los derechos humanos de
los nativos. Varios grupos como el Aidesep ( La Asociación
Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana ) se opusieron
a lo que estaba sucediendo, al igual que una organización
de indígenas liderada y representada por Alberto Pizango.
El filme adopta una voz seria y grave, pidiéndoles a
los espectadores que tengan conciencia sobre todas las
injusticias muy reales todavía sin reconocer. Es crucial
tomar el mismo acercamiento al ver esa multitud furiosa
tratando de preservar lo suyo a costa de su propia vida.
Al escuchar a los que salen a defender su madre tierra y
gritan en unísono a los policías que se larguen. Al sentir el
impacto de la balacera y de las piedras sobre los escudos
Cuando el polvo y humo se esparce y en la calle retumba
el sonido del enfrentamiento, el documental nos obliga a
reconocer que ambos han perdido, con la justicia tendida
en el piso. La herida que sigue abierta.
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