texto: LUX SOLIS
diseño: ELISE GELLMAN
Reflexiones incomodas
?
Que estamos haciendo para detener
el abuso en nuestras escuelas?
E
n los últimos años, nos ha tocado como sociedad
enfrentar una realidad antigua pero cada vez más
pública. Las relaciones inapropiadas entre estudiantes
y maestros están dondequiera que mires. Ya sea de
manera romántica o escandalosa, los medios de
comunicación han traficado este arquetipo tanto que
se ha convertido en una parte cotidiana de nuestra
cultura. Riverdale, una de las series más populares
entre los adolescentes de hoy, muestra el protagonista
de la clásica tira cómica Archie en un bochornoso
romance prohibido con la profesora Grundy. Esta
narrativa se encuentra en programas como Pretty Little
Liars, Gossip Girl, Veronica Mars, Dawson’s Creek y One
Tree Hill, todos entre los espectáculos más vistos por
los adolescentes en las últimas décadas.
Los programas de televisión, sin embargo, son
solo un ejemplo. La representación inapropiada
y romántica del estupro, o sea las relaciones entre
adulto y joven, está en casi cada parte de la sociedad.
Esta normalización y simplificación de una relación
compleja y profundamente inapropiada contribuye a
que nuestra cultura permita que suceda. En el último
mes, han surgido historias de instancias en nuestra
ciudad en las cuales las relaciones estudiante-maestro
han cruzado la línea. A mí me han hecho reflexionar
y cuestionar qué es lo que perpetúa estas situaciones,
En el último mes, han
surgido historias de
instancias en nuestra
ciudad en las cuales las
relaciones estudiante-
maestro han cruzado la
línea.
y creo que tiene mucho que ver con nuestras actitudes
sociales sobre cómo debería ser el ambiente en el salón
de clase.
Tenemos suerte en Lincoln de tener tanto acceso a
maestros increíbles. Para nosotros es algo tan común que
se nos pasa por encima. Me imagino que la disposición
y disponibilidad de nuestros profesores no es algo que
se encuentra en todas las escuelas secundarias del
país, ni en esta misma ciudad. Es evidente cómo los
maestros aquí se esfuerzan por involucrarse en todos
los aspectos de nuestra comunidad escolar. De hecho,
muchos enseñan varias clases, dirigen o entrenan
actividades extracurriculares, y se preocupan de lo qué
está pasando con sus alumnos y colegas. Es más común
que los estudiantes aquí formen una amistad con sus
maestros, que lo contrario.
Sin embargo, en un artículo reciente del Cardinal Times,
“Abused and Afraid” un estudiante describe cómo
desaparecieron las líneas entre lo que era apropiado y
lo que estaba fuera de límites con una de sus maestras.
En el momento, él pensó que “solo [es] la Sra. Jenkins,
todo el mundo la ama”, para justificar esa transición.
Por maduro que sea un alumno, el navegar dinámicas
de poder en las difíciles y complejas relaciones abusivas
es una hazaña casi imposible para cualquiera.
Este estudiante describió a su maestra como una
figura “muy querida por una porción significativa de
estudiantes y maestros colegas”, y como alguien que
a menudo tenía estudiantes “en su salón durante los
recreos y después de la escuela hablando con ella sobre
problemas personales no relacionados con la escuela”.
Él afirmó que “si tienes un maestro más cool y a la moda
que no se apega al estatus quo, esto rompe un poco esa
barrera entre profesores y estudiantes, y comienzas a
verlos más en un rol de un adulto cool ... así que cuando
empiezan a hacer las cosas mal, comienzas a justificar
ese comportamiento”.