PURA VIDA , LA REVISTA DE EL CALAFATE REVISTA AGOSTO (9) | Page 5
Antes del actor consagrado, sin
embargo, hubo otra historia: Su vida en
El Calafate y sus días como guía
turístico. “El pasado y el presente son
todo un tema, porque involucran el paso
del tiempo. Es ambiguo saber aquel que
uno fue. Si yo hubiera sabido que
ciertas cosas iban a desaparecer, las
hubiese disfrutado mucho más”
reflexionaba, reconociéndose como un
hombre nostálgico.
Acto seguido, manifestaba su amor por
la Patagonia y por El Calafate, pero uno
que ya no era. “Fue una etapa en la que
era un paraíso casi sin transitar, en el
cual vivían 900 personas. Un pueblo de
montaña, de los que me gustan a mí,
con una identidad patagónica bien
definida” rememoraba en una entrevista
del 2015 y luego, crítico, agregaba:
“Eso fue cambiando. Llegó el aeropuerto
ahí y en menos de tres años lo
transformaron en una especie de
Pinamar, metieron la chocolatería con
ovejitas dibujadas y te piden 300 pesos
por un café. Algunos amigos de allá me
van a matar por decir esto, pero es lo
que pienso. Los paisanos de ahí están
como escondidos, es muy feo eso”.
“La única explicación para que un pueblo
cambie de esa manera es la ambición. A
la gente del pueblo al principio le
encantaba, porque por primera vez
tenían conexión con el mundo, el cable
no se cortaba. Antes con el viento se
movía la antena… pero se olvidaron de lo
que era la vida propia de ese lugar.
Ahora sólo quieren esperar a que vengan
los turistas para aumentar los precios”
agregaba triste y señalaba que ya no
era su lugar y que había vendido la casa
que llegó a tener
La vida volvería a traerlo más de una vez
por estos rincones, algunas por
cuestiones laborales como el film “El
Invierno” rodado en 2016, pero nunca
nada sería igual. No se trata de idealizar
o decir que todo tiempo pasado fue
mejor, lo cual suele ser incorrecto,
pero es innegable que cada experiencia
personal en relación a un lugar es única
e irrepetible
A veces, incluso, solemos añorar no
tanto los lugares en sí, sino a nosotros
mismos en aquellos momentos en los que
tuvimos momentos de felicidad. Si
preguntáramos “¿Cuál es tu Calafate?” a
un viejo vecino de 80 años, a alguien de
mediana edad, a un adolescente o
alguien que abandonó la localidad y vive
en otro lugar, obtendríamos respuestas
muy distintas.
El pueblo que llevaba Cedrón en su
corazón, como le sucede a mucha gente,
es un Calafate que ya no es, de
recuerdos que descansan en la memoria
de cada uno, más allá de lo imposib le de
congelar el tiempo.
Y vos, cuál es tu Calafate?