PSICOLOGÍA I
Preparatoria AGE
propias, que procede, por una parte, de nuestra propia
experiencia en relación a la mayor o menor eficacia para
desenvolvernos en el ambiente, y por otra, de la consideración
que los demás hacen de nuestra persona.
El autoconcepto se va formando a
través de la percepción que los
niños van teniendo de sus propias
emociones:
“me
enfado
con
facilidad”, “soy fuerte”, “me gusta
jugar con otros”,… y también a
través de la valoración que las
personas hacen de estos rasgos.
Rogers consideró que la diferencia entre la persona sana y la
desadaptada se debe a la congruencia o incongruencia entre el
yo y la experiencia.
Para corregir las distorsiones o incongruencias personales
desarrolló la “psicoterapia no directiva” o “terapia centra en el
cliente”. Las tres actitudes básicas de un terapeuta son la
empatía, la autenticidad y la aceptación del cliente. Este, al
verse aceptado, verbalizará sus sentimientos y asumirá el cambio
personal.
Lo esencial para el buen desarrollo de la personalidad es que la
persona no tenga miedo a sus propios sentimientos y experiencia.
Esto se logra únicamente si en la infancia ha experimentado la
aceptación incondicional de su persona, la vivencia de que es
digna de afecto, aunque cometa errores y no se apruebe alguno
de sus comportamientos.
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