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n curso más para unos, un curso

menos para otros. En todo caso, un

curso nuevo que se acaba, pero que ha traído consigo cambios. Algunos con perspectiva de permanencia, y ejemplo de ello es la revista escolar que, como el Ave Fénix, resurge de sus cenizas. No voy a olvidar que la importancia de la revista escolar se puso de manifiesto, precisamente, cuando la perdimos, cuando dejamos de tener un espacio para la creación escrita y para la difusión de nuestras actividades. En ambos casos, creación y difusión de mano de aquellos a los que va destinada, nuestro más preciado bien: nuestro alumnado. 

Que el alumnado del Taller de Comunicación la impulsara es una antigua ambición, que se ve cumplida por la visión de sus dos jefas de redacción,  Ana Coira y Ángela Hernández. Ambas profesoras han visto cómo un proyecto conjunto en el que participan casi 30 alumnos puede realizarse, adquirir presencia física y, además, lograr los objetivos educativos que la asignatura pretende. Con esfuerzo, eso sí, como casi todo lo que merece la pena. 

El primer número del año cero de la revista escolar PRV adquiere la forma de una publicación anual, e hija de sus tiempos, en versión digital. Se hace eco de referencias lamentablemente inevitables como la guerra con la que Rusia masacra la vida en Ucrania y muestra el interés por aspectos académicos como la etimología latina, Mozart o la gastronomía francesa.

También se convierte en una cámara dentro del Centro, que muestra la participación de nuestro alumnado en la actividad escolar Toma La Palabra, que la Fundación Princesa de Asturias patrocina entre los escolares asturianos para dar a conocer las actividades y personas premiadas. Otra de las actividades que marcan su trayectoria es la cápsula del tiempo de la que nos hizo partícipes el Gobierno el Principado y permitió a nuestro alumnado dejar sus mensajes de compromiso con el medio ambiente. Y cómo no, dio también testimonio de algunas de las actividades extraescolares que, por fin, tras dos años de restricciones impuestas por la pandemia y la prudencia, a la que llama la prevención, han vuelto a formar parte de nuestra actividad docente.  Encontramos referencias a la “vida en verde” que nuestro alumnado, dirigido por los miembros del grupo de trabajo de Medioambiente, está promoviendo.  Varios son los concursos que han animado a nuestro alumnado al desarrollo de la creatividad y de la promoción de competencias, algunos de carácter interno: Concurso de fotografía matemática, La mujer que admiro; otros de carácter externo y que trajeron premios a nuestra comunidad: Concurso de Caligramas, Concurso de Marcapáginas, Tres, dos, ún… ¡Acción! (concurso de cortos integrado en la Selmana de les lletres asturianes) y alguno más que ha llenado nuestras jornadas.

Los viajes han vuelto cargados de actividad física: curso de Ski en Andorra, y algo sazonada con “English”, la  Week Camp en Loredo. 

La búsqueda de aumento en las titulaciones de la enseñanza obligatoria nos lleva a paliar las debilidades con las medidas que se enmarcan en el PROA+: Refuerzo educativo, Preparación Pruebas de Acceso a los CFGM, Club de lectura, Aula Digital, Teatro, Mindfulness… 

Y como cierre de esta edición, nuestro homenaje a quienes habéis llenado de vida y risas estos pasillos.

EDITORIAL

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