PROYECTO OVNIS 1 - LA BASE ANTÁRTICA PROYECTO OVNIS 1 - LA BASE ANTÁRTICA | Page 25
tradición guerrera germánica, sino también a un tipo de tropa especializada a la que se
había formado integralmente en todos los ámbitos, pero sobre todo en el espiritual e
ideológico.
Esta tropa selecta pasó al salón de la fama como la “siniestra SS”, de la que tanto
echa mano la propaganda sionista a la hora de atizar el fuego. Esta milicia que no sólo
era política, que es hasta donde le alcanza al
historiador oficial promedio para calificarla, sino
INICIADA, concepto que sólo podrían entrever
quienes están vinculados a agrupaciones
esotéricas y rituales como la masonería y el Shin
Beth, caso que se presenta muy rara vez en
algún historiador, tuvo que contar para su
conformación con una tremenda superestructura
integrada, dirigida y organizada escalonadamente
desde centros iniciáticos portadores de una
tradición milenaria.
Más adelante, profundizaremos el tema sobre
estas agrupaciones iniciáticas, lo que importa
ahora es comprender que el desarrollo de la tecnología convencional de occidente,
que dijimos Alemania había agotado llegando hasta el límite de sus posibilidades, se
asienta en una morfología psicológica determinada por el racionalismo y la moral
judeocristiana estancada en un modelo de concepción del mundo.
Para esta concepción, que determina la visión del universo que tenemos en la
actualidad, el hombre es una criatura predestinada, vulnerable, que carga un alma
inmortal de la que es completamente inconsciente, predisponiéndolo hacía una
incertidumbre gnoseológica, y para el que la geometría euclidiana basta y sobra a la
hora de manipular y comprender sesgadamente ciertos fenómenos de la naturaleza
que debe controlar para obtener una tecnología.
Es en estos cánones que se desenvuelve la ciencia de occidente y con la que se
desarrollo toda la tecnología necesaria para su afán de progreso. Ya dijimos que los
alemanes llevaron al límite esta concepción convencional de la naturaleza y con ella
los vencedores de la segunda Guerra Mundial han podido lanzarse a la conquista de
un bienestar y confort nunca antes imaginado. Enormes aviones comerciales,
transatlánticos, trenes de alta velocidad, energía nuclear, microchips, computadores,
telefonía celular, circuitos integrados son el resultado de esta forma convencional de
manipular los fenómenos naturales y que está directamente asociada a la morfología
psicológica con la que el hombre se ve a sí mismo.
Es decir, el alma, límite de la búsqueda de sí mismo para el hombre común, es la
fuente de la energía bioeléctrica que anima su microcosmos, y aunque es inconsciente
de ella, de igual manera toda nuestra civilización es inconsciente a aquella torsión de
la nada cargada negativamente que llamamos electricidad y es la base de toda
nuestra vida moderna. Sólo algunas élites iniciadas de hombres, ciertos lamas y
gurúes, son conscientes de la capacidad energética del alma, y pasan toda una vida
aprendiendo a manipularla; y que no se nos diga nuevamente que somos mitómanos,
25