Soñar, una realidad enredada
de sonrisas dulces y despistadas
columpios vacíos, ropa empapada;
la soledad tiene nombre de dama.
En un sillón desgastado de amor,
se hundía descalza, sin ganas, en la noche.
Las arrugas de su alma tiritaban en el coche
cuando la escarcha del alba la encontró.
Rabia, dolor, nudillos apretados.
Labios secos y mejillas mojadas.
Pies fríos y corazón malherido.
Signos de resignación a los lados,
álbumes de fotos, manos heladas
recuerdan que un día él, será olvido.
La SoLedaD TienE NomBre de DaMa <- Soneto InviTado II - >
MARTA CIPRÉS