Proyecto de Literatura Proyecto Literatura 'Kevin Calona' | Page 8
No obstante a su persistencia y capacidad, en la publicación de Froylán Turcios, Gamero
aparece como una simple colaboradora y no se hace mención de sus novelas ni crítica
literaria alguna. Era una actitud mezquina en la que, sin duda, tenía que ver el hecho de que
ella fuera mujer.
Su visión feminista y avanzada la convirtieron en una mujer incomprendida, y también tuvo
que lidiar con la insatisfacción de su género. Ella quería ir a estudiar a Guatemala junto a su
hermano, pues tenía vocación de doctora, pero tuvo que conformarse con ejercer
empíricamente lo que leía en los libros.
Gamero montaba a caballo, dirigía una hacienda y era dueña de una farmacia. Fue tildada de
varonil e inmoral. En 1898 se casó con el señor Gilberto Medina, un hombre rico, pero
relativamente inculto, que había sido Juez en Danlí. Tuvo una hija y un hijo que le dieron
nietos. Se dice que cuando murió, no le dieron el responso en la iglesia, debido a sus críticas
hacia la jerarquía. Extrañamente, su tumba tampoco tiene lápida
Las obras principales de Lucila fueron las siguientes:
Páginas del corazón
Adriana y Margarita
Aída, novela regional
Betina
La secretaria
Blanca Olmedo
Amor exótico
Su literatura dice que es una de las primeras mujeres escritoras hondureñas que
alcanzan a producir una obra literaria.
Su movimiento fue el Vanguardismo.
Fue entrenada como doctora y farmacéutica, y a pesar de habérsele prohibido estudiar
en la universidad en Guatemala, realizó sus estudios en Honduras, donde obtuvo su
diploma como Medica y Cirujana en 1924 en la por parte de el Doctor Manuel G.
No se sabe cuál de sus dos padres hereda su vena literaria, pero sí que desde joven se
dedica a escribir.
Lucila mantenía correspondencia con Turcios y con una hermana de éste, Rafaela, a
quien parecía unir una gran amistad. Gamero también tiene el honor de publicar la
primera novela del país.
No obstante a su persistencia y capacidad, en la publicación de Froylán Turcios,
Gamero aparece como una simple colaboradora y no se hace mención de sus novelas
ni crítica literaria alguna. Era una actitud mezquina en la que, sin duda, tenía que ver
el hecho de que ella fuera mujer.