Problemas educativos en México: una mirada desde los estudiantes | Page 30

Las redes académicas como un modo de sobrevivencia y un recurso de la internacionalización de la educación superior

a política internacional (PI) en un mundo cada vez más interconectado, en permanente

flujo de información, bienes, servicios y personas, dirige pautas sobre temas de todo orden y el educativo no queda exento de estos planteamientos internacionales. Una de las pautas de la PI, centra su atención en las Instituciones de Educación Superior (IES) y en la internacionalización de la educación superior (Didou, 2006). En este marco, el establecimiento de redes académicas, representa un mecanismo que poten-cializa la internacionalización de las IES.

Cada país ha adoptado una serie de medidas relacionadas con esta exigencia a nivel internacional. En el caso de México esta política cobra mayor fuerza a partir de la década de los 90, impulso asociado a la firma del Tratado de Libre de Comercio de América del Norte que entra en vigor en 1994. La política nacional en materia de educación superior consideró entonces, y aún ahora, la importancia de que las IES generaran vínculos al exterior como un mecanismo de circulación de ideas, conocimiento y movilidad de personas, lo que le imprimía a las actividades de las universidades nuevas exigencias y necesidades, algunas de ellas: financiamiento, producción científica y circulación de conocimiento en torno a problemas compartidos.

Una cuestión de política internacional pero también nacional

La importancia de la movilidad, en particular la de los estudiantes, es una de las primeras acciones que se tomaron en consideración como política nacional de internacionalización. Las IES generaron mecanismos para que los estudiantes tuvieran una movilidad e intercambio con otras universidades dentro y fuera del país a partir de becas institucionales y financiamiento externo, si bien esto se convirtió en una constante hubo algunas dificultades en términos de validación de estudios y créditos.

Los académicos quedaron un tanto al margen de esta movilidad hasta finales de la década de los 90, cuando las IES experimentaron un cambio que en mayor medida respondió al surgimiento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) (Didou y Gérard, 2010). Dicha institución fue creada y pensada para impulsar cierto tipo de política nacional en torno al quehacer académico. Esta institución reconfiguró la forma de asumir las tareas del entonces docente de las IES y transitar hacia la realización de una nueva serie de actividades, lo que le implicó al docente no sólo impartir clases en las univer-sidades sino hacer investigación.

La figura de un académico, viviría desde entonces una dinámica profe-sional basada en estímulos y adscrip-ciones a programas adicionales a su institución (caso del SNI) para lograr la obtención de recursos anexos a lo que percibía en sus instituciones de adscripción; la investigación y los vínculos al exterior cobraron relevancia para lo cual surgió el establecimiento de redes académicas (Casas, 2001). Faltaría entonces exponer los problemas que enfrentarían sujetos e instituciones.

En el centro: enfrentar los problemas de vincularnos al exterior

Una de las nuevas tareas que debía realizar el académico en las IES era el de ser investigador y además vincularse al exterior del país a través de la generación de redes académicas, lo que implicó tareas paralelas al trabajo como docente (Galaz y Gil, 2009); esto representaba un reto en términos laborales pero también en términos institucionales. Las Univer-sidades habían centrado sus recursos, mecanismos y experiencia en la movilidad de alumnos y por tanto no tenían dominados con claridad los mecanismos mediante los cuales podían apoyar a sus docentes en la tarea no sólo de movilidad (entiéndase ésta como asistencia a congresos, ponencias, foros etc.) además, en los mecanismos institucionales concernientes a la vinculación con otras instituciones como acuerdos interinstitucionales, cartas de intención y todo lo correspondiente a lo administrativo de este proceso.

Adicionalmente devino el problema que no todos los académicos de todas las IES pertenecían al SNI, lo que dificultaba en términos de compromiso académico y además de recursos financieros, el papel que el docente desempeñaría con su vinculación al exterior y con ello su contribución a que las universidades y espacios de educación superior de adscripción se internacionalizaran. Dada esta problemática comenzaron a surgir mecanismos que impulsaron a los docentes a realizar sus nuevas actividades y mejorar su desempeño con la idea de brindarles recursos financieros adicionales a su percepción salarial, algunos ejemplos son programas como PROMEP (ahora PRODEP) cuyos recursos se asignan con base en criterios de desempeño profesional, sí los problemas no son pocos.

A pesar de lo anterior tanto las IES como los académicos continúan enfrentando tareas y actividades que no han quedado del todo consolidadas en ese proceso de establecer vínculos con sus pares a nivel internacional. Por lo anterior, algunos investigadores han sugerido una atención más reciente al papel de los académicos en las universidades, ya que ellos no sólo pueden contribuir al proceso de intenacionalización de sus instituciones, sino que el trabajo que realizan en torno al establecimiento de redes, implica la generación, producción y difusión de conocimiento (Galaz, 2008).

La internacionalización de la educación y por tanto el establecimiento de redes por parte de los académicos, está fuertemente vinculado a una transformación institucional (Gornitzka, 2009) que incorpore a su forma de operar y en su estructura la dimensión internacional (Merton, 2002). La importancia del tema cruza aspectos fundamentales como parte de una comunidad universitaria: el trabajo colaborativo y la importancia del capital cultural que aporta esta experiencia a los académicos como parte de un campo intelectual en el que se juegan cuestio-

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Paulina Torres Aguilar

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