Problemas educativos en México: una mirada desde los estudiantes | Page 18

esde los años 80, las agencias inter-

nacionales como el Banco Mundial

(BM), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han planteado la necesidad de incorporar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en los espacios escolares con la esperanza de que los alumnos conozcan, utilicen y aprovechen "supuestas" ventajas que ofrecen las herramientas digitales en los contextos educativos en los que participan. La promoción de una política de inclusión se incorpora a ambientes educativos previamente organizados con la creencia de facilitar que los alumnos accedan a diferentes conocimientos y actividades reales de aprendizaje con el propósito de igualar las oportunidades educativas.

Las escuelas son espacios sociales en los que maestros y alumnos interactúan, realizan actividades escolares y sociales, y comparten conocimientos generales y especiali-zados. Los conocimientos, habilidades, experiencias y prácticas en torno al uso de las TIC se han vuelto útiles —y en algunos casos necesarios— para com-prender, interactuar o participar en las dinámicas sociales del mundo en que vivimos. También se debe reconocer que aunque muchos alumnos y maestros tienen oportunidades para conocer y operar a las TIC en su vida cotidiana, para otros, la escuela puede ser un lugar clave para acercarse a ellas (Gómez, 2006), por lo cual en varios países se han implementado diversos proyectos políticos para incorporarlas al aula.

En México, desde el año 2001 se han puesto en marcha algunos programas educativos para diseminar las TIC en las escuelas públicas. Las estrategias promovidas desde el poder ejecutivo se han organizado por sexenio y han consistido en “poblar al país de computadoras” (Guerrero, 2011), esto se puede identificar en el programa Enciclomedia, que se presentó como una base de datos diseñada a partir de los libros de texto gratuitos y que era posible explorar en computadoras, pizarrones electrónicos o proyectores. De manera similar, en 2007 con la implementación del programa Habilidades Digitales para Todos, se reutilizaron algunos de los contenidos utilizados en Enciclomedia que siguen estando disponibles en una plataforma que requiere de conexión a internet para su uso; los propósitos del proyecto radican en las posibilidades de trabajo colectivo que la herramienta digital permite tanto para los alumnos como para los docentes. En 2013 se implementó el proyecto Mi Compu.mx que implicó la dotación de una laptop con materiales didácticos precargados, dispositivos que son dados a niños de 5° y 6º año de primaria en los estados de Colima, Tabasco y Sonora (y posteriormente se extendió a otros estados de la república), que de igual manera incorpora como uno de sus objetivos que tanto docentes como alumnos trabajen de manera colaborativa para mejorar los aprendizajes de los alumnos y para actualizar las prácticas de los docentes.

La implementación de estos tres proyectos nacionales en los que se incorpora algún tipo de tecnología, plantea diversos objetivos relacionados con la importancia de la dotación de materiales didácticos digitalizados y el equipamiento de las aulas, donde estos materiales se promueven como un apoyo didáctico al docente. Bajo estos criterios, se busca contribuir en la mejora de la calidad educativa entendida como “la formación de los alumnos con los niveles de destrezas, habilidades, conocimientos y técnicas que demanda el mercado de trabajo” (PND, 2007: 36). La encomienda del uso de tecnología que debe distribuirse entre los alumnos queda a cargo de los profesores frente a grupo; sin embargo, las opciones de formación y desarrollo docente en tecnología para los docentes son pocas en tales proyectos políticos.

Al revisar los cursos Formación Docente y Formador de Formadores (@Prende, 2014a; @Prende 2014b) correspondientes al Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD), se muestra que el tipo de tecnología que los profesores pueden utilizar sólo implica el uso de la plataforma o el uso de tutoriales para disipar dudas acerca del funcionamiento de la misma. De manera similar, en el Catálogo Nacional de Formación Docente (SEP, 2012) se ofertan 125 cursos en los que se enseña a utilizar la computadora para que los profesores resuelvan las exigencias administrativas de las instituciones en las que laboran.

En general, se puede identificar que los cursos tienden a enseñar a operar paquetes de software, realizar ejercicios automatizados, distribuir materiales a sus alumnos y realizar tareas administrativas. En pocas ocasiones se encuentran opciones que promuevan que los profesores reflexionen sobre su práctica o cuestionen algunos de los fundamentos que sostienen la enseñanza en la escuela hoy en día y cómo se podrían utilizar a las tecnologías para modificarlos. Rara vez existen oportunidades para que entre colegas trabajen de forma colaborativa, aprendan a diseñar situaciones para el aula en las que los estudiantes usen las tecnologías de manera novedosa, elaboren representaciones multi-modales o exploren diversos entornos digitales para el uso escolar. Esto contradice los Estándares de enseñanza en tecnología (ISTE, 2008) que incorporan algunas líneas de trabajo en las que se estipula que los docentes tienen que facilitar e inspirar el aprendizaje y la creatividad de los alumnos; deben diseñar actividades que estimulen el aprendizaje a partir de diferentes experiencias; tienen que promover y modelar las respon-sabilidades que la creación de la ciudadanía digital implica; así como que los profesores sean líderes y a partir del trabajo entre pares aprendan y se desarrollen profesionalmente.

La política de inclusión digital ha creado grandes expectativas sociales acerca de los posibles impactos del uso de la tecnología en la escuela

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Isabel Moreno Toledo

Los profesores y las TIC: de la política a la práctica

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