Problemas educativos en México: una mirada desde los estudiantes | Page 12

José Vasconcelos en el exilio de 1915 a 1920

“[…] estoy solo y en el otro mundo, igual que en una cárcel y me paso semanas sin conversar con nadie. Mis hijos en México con mi esposa, con la amante reñí y se largó, ni yo entiendo si se fue o si la eché pero debe haberse ido premeditamente porque estos demonios no hacen nada sin perfidia y resulto al lado de ella un cándido”

(Vasconcelos y Reyes. 1995: 33).

osé Vasconcelos escribió estas palabras desde Perú, en el intercambio epistolar que mantuvo en noviembre de 1916

con Alfonso Reyes, quien se encontraba en Madrid durante el exilio forzado de varios de los miembros del Ateneo de la Juventud. Todo exilio significa un cambio súbito e indefinido. La soledad que describe Vasconcelos al encontrarse fuera de México en 1916, lejos de sus amores y de sus amigos son para él “igual que una cárcel”. Es en este silencio forzado que el intercambio epistolar cobra sentido, y las reflexiones no encuentran otra forma de expresión más que la escritura: ella se vuelve el medio de adaptación a lo extraño y con lo que se puede sopesar, de alguna manera, la soledad.

Pero, ¿qué pasa en la vida intelectual? En una carta a Alfonso Reyes, Vasconcelos, esta vez desde los Ángeles en diciembre de 1919, refiere lo siguiente: “En estos días he terminado un libro que representa mi mayor esfuerzo y se llama Estudios Indostánicos y está dedicado a Pedro, a Caso y a ti. Dentro de unos meses lo verás y la opinión de Uds. sobre él me va a importar mucho” (Vasconcelos y Reyes, 1995: 35). El período de 1915 a 1920 representa para Vasconcelos el primer período largo de exilio. Cinco años en los que el oaxaqueño pasó por varias ciudades de Estados Unidos, como Washington, Nueva York, Texas y Los Ángeles, que le permite tomar una pausa y un distanciamiento que dan lugar a la producción de sus primeras obras filosóficas, entre ellas Pitágoras, una teoría del ritmo (1916), El monismo estético (1918) y Estudios indostánicos (1920).

Este exilio significa también el primer contacto que Vasconcelos tendrá con Latinoamérica durante el segundo semestre de 1916. Esta experiencia será documentada a partir de su trabajo como articulista en la Revista Universal — editada en Nueva York— de septiembre de 1916 a marzo de 1918, dirigida por el mexicano Juan F. Urquidi. Además, será en Lima en donde dictará uno de sus discursos más importantes: “Movimiento intelectual contemporáneo de México”.

Lo que los estudiosos han documentado sobre este periodo

El período de 1915 a 1920 ha sido parcialmente documentado. En Se llamaba Vasconcelos, una evocación crítica, Blanco (1983) afirma que los escritos producidos durante el exilio “intentaron fijar una posición anticolonialista para la cultura latinoamericana” (Blanco, 1977: 68). Además, afirma que “esos libros representaron una polémica con la cultura mundial predominante —positivismo, determinismo, evolucionismo social y pragmatismo situados, que en este marco ideológico propusieron un nuevo espacio cultural a través de diversos malabarismos” (Blanco, 1977: 68).

Claude Fell (1989) sostiene, que “el estudio profundo de las filosofías orientales, al que Vasconcelos se dedica durante este exilio, aparece como una voluntad de contribuir a la elaboración de este sistema de pensamiento y de creencia” (Fell, 1989: 387). Afirma también que en Estudios indostánicos ya se habla de una raza mundial, expresión que desarrollará en obras posteriores como La raza cósmica (1925).

Una de las posibles causas de la falta de estudio de este período es la escasez de fuentes documentales. Una recopilación importante realizada recientemente es la de Domínguez (2010). Sobre los textos reunidos que pueden ser de interés para nuestra investigación encontramos sólo algunos escasos fragmentos de Pitágoras, una noción del ritmo, El monismo estético y Estudios indostánicos. Esto es así, porque la obra filosófica del mexicano no es la más estudiada si es que se quiere emprender un estudio que deje nociones claras de filosofía.

El porqué del estudio

Este intelectual mexicano es reconocido en el ámbito educativo como el fundador de la Secretaría de Educación Pública. Su gestión al frente de esta institución, las misiones culturales y su visión redentora de la educación dejaron una huella imborrable que ha merecido profundos estudios, como el de Claude Fell (2009). Su etapa formativa y su participación dentro del Ateneo de la Juventud ha sido investigada por Susana Quintanilla (2008) y John Skirius (1978) quien documentó la campaña del 29 en la que fue candidato a la presidencia sin éxito; sin embargo, su participación en la Revolución mexicana no ha sido abordada a profundidad. El gran vacío lo constituye el exilio de 1915 a 1920, periodo en el que Vasconcelos vivió en Estados Unidos y Perú, y que estuvo signado tanto por la Primera Guerra Mundial como por el desarrollo de una nueva identidad latinoamericana. Es en esta lejanía que Vasconcelos sentó las bases para encabezar un movimiento educativo y cultural de gran escala que dejaría una impronta en la historia del México posrevolucionario.

Por ello es pertinente analizar, en fuentes primarias y secundarias, el primer período largo de exilio de 1915 a 1920, del filósofo y educador mexicano José Vasconcelos en Estados Unidos y Perú. En particular, reconstruir la trayectoria intelectual de este pensador desde su ruptura con la Revolución mexicana hasta su regreso a México.

Por esto, mi trabajo de investigación es una reconstrucción de tipo narrativo-histórico a partir del seguimiento tanto de la vida del autor como de sus obras filosóficas escritas durante el período

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Karen Lizzetta Luna Palencia

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