1.
Atender las señales y seguir sus intereses. Más allá de ofrecer afecto y cariño, fundamentales en y por sí mismos, el adulto puede identificar y responder a las formas de comunicación del niño, por ejemplo:
Nombrando el objeto o acción de su interés: “¿Qué estás señalando? ¡Ah! ¡El libro de cuentos del sol y la luna!”
Respondiendo si el niño sonríe o balbucea al realizar una acción: “Te gusta que te haga cosquillas en los pies, ¿verdad?”
Hablarle de aquello que está sucediendo: “¡Sí! te estoy poniendo los calcetines para que no tengas frío en los pies”.