No es ningún secreto que la conquista de Estambul estaba en los planes de los zares desde hacía mucho tiempo, pero ¿por qué intentarlo en 1914? Rusia iba con retraso en la carrera armamentística que se estaba librando en Europa. En 1912 y 1913, Alemania infló sin mesura su presupuesto militar, y logró grandes avances, Rusia, sin embargo, no planeaba completar su plan de expansión militar hasta 1917. Quizá lo que le convenía al Gobiero del zar era esperar, y, en todo caso, que se pelearan otros.
Pero McMeekin cree que Rusia no pudo (o no supo) dilatar su decisión, pues se sintió acosada política, diplomática y, sobre todo, militarmente, en el crucial escenario del Mar Negro. Después de librar dos desastrosas guerras, en 1911 contra Italia y, al año siguiente, contra los países balcánicos, los turcos se estaban armando hasta los dientes, algo que amenazaba la hegemonía rusa sobre el Mar Negro y, por tanto, su proyecto de hacerse finalmente con el control del Bósforo.