Fue la primera agrupación musical en hacer de sus conciertos espectáculos muy vistosos mediante el uso bombas de humo, flashpots, luces móviles y el principal componente, el carisma de Freddie Mercury, además de hacer participar al público del recital. Precisamente, se han reconocido actuaciones como en el Live Aid en 1985 o el célebre concierto de estadio de Wembley de 1986 como los mejores recitales de rock de la historia. Aunque el cuarteto siempre se encontró con una grandísima aceptación, popularidad y éxito comercial, en su momento, la crítica no tomó en serio al conjunto, como por ejemplo, cuando la publicación Rolling Stone criticó el álbum Jazz llamándolo "fascista".