Practica 1 Noviembre 2014 | Page 10

El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la Antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como arte unitario. Desde hace varias décadas se ha vuelto más compleja la definición de qué es y qué no es la música, ya que destacados compositores, en el marco de diversas experiencias artísticas fronterizas, han realizado obras que, si bien podrían considerarse musicales, expanden los límites de la definición de este arte.

La música, como toda manifestación artística, es un producto cultural. El fin de este arte es suscitar una experiencia estética en el oyente, y expresar sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. La música es un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo; así, el flujo sonoro puede cumplir con variadas funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, etc.).

Una definición bastante amplia determina que música es sonoridad organizada (según una formulación perceptible, coherente y significativa). Esta definición parte de que —en aquello a lo que consensualmente se puede denominar "música"— se pueden percibir ciertos patrones del "flujo sonoro" en función de cómo las propiedades del sonido son aprendidas y procesadas por los humanos (hay incluso quienes consideran que también por los animales).

La musica y sus Compositores

Los compositores

Desde su arranque, los proyectos se suceden hasta suscitar el interés de instituciones cada vez más complejas, como el Museo Guggenheim de Bilbao, que le propuso realizar una amplia retrospectiva en cuya definición participa el artista de forma activa. Lo comenta mientras pasea por las salas: “Hay un cambio de presión cuando llegas a una institución como ésta: un peso mayor, una responsabilidad adicional, una cobranza que no percibía cuando tomaba decisiones en instituciones como el CGAC, el ICA de Londres o el Dundee Contemporart Art. Cuando trabajas para una institución como el MoMA de Nueva York o el Guggenheim, eres consciente de que ellos están acostumbrados a fijar una relación más distante, más fría, entre el público y las obras, visible en el modo de disponer sus exposiciones, y que, por lo tanto, arriesgan al incorporar otros planteamientos, una relación muy cercana y activa entre público y obra, que es lo que yo propongo”.

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