Portaligas #05 - Primavera 2018 | Page 48

48 > PERFIL PRO

TODOS QUIEREN SER

PAOLO

Después de 36 años, la selección del Perú vuelve a una Copa del Mundo. Y aunque hay muchos responsables de ese logro, la figura de Paolo Guerrero destaca por encima de todos. El delantero del Flamengo es el alma de un equipo que quiere torcer el destino y hacer historia en las frías tierras rusas, mientras lucha por revertir la sanción de un año aplicada por la FIFA.
POR MARCELO SIMONETTI

S obre el final de la película « Guerrero » somos testigos de un encuentro borgeano. Como en « El Otro » y en « 25 de Agosto, 1983 »— cuentos magistrales de Jorge Luis Borges—, dos versiones de Paolo Guerrero conversan sentados en la cima de un cerro: el niño Paolo— interpretado por Rony Shapiama— y el propio delantero peruano, a sus treinta y tantos. Rompiendo la lógica del tiempo, el niño Paolo quiere saber qué fue de su vida y le pregunta al futbolista hecho y derecho, quien responde cada una de sus interrogantes. En un momento le dice:—¿ Y llegaron al Mundial?— No, todavía no— responde Guerrero.— Qué falta, Pe … Sigue intentando. Un año después del estreno de la película que narra la difícil infancia de Paolo Guerrero— la más vista en la salas peruanas en 2016—, el llamado del niño a persistir en el intento dio sus frutos: la selección peruana vuelve a una Copa del Mundo después de 36 años. Y si bien, Depredador— como le apodan— no estuvo presente en los duelos decisivos del repechaje ante Nueva Zelanda, el gol de tiro libre que marcó en la última fecha de las clasificatorias, a 15 minutos del término del partido con Colombia, fue clave para que los del Rímac siguieran con vida, sacando a Chile de la carrera por un cupo a Rusia 2018. *** José Paolo Guerrero González( 33) es uno de esos jugadores con el que las palabras siempre son insuficientes en el intento de retratarlo. Sencillamente, no alcanzan. Por más que los adjetivos se apilen, el retrato siempre estará incompleto: talentoso, fuerte, corajudo, recio, hábil, valiente, imparable, intenso, lúcido, rápido, pragmático, irreverente, certero, temperamental, carismático, ganador, seguro … y así. Tiene aquello que a los ídolos les sobra, lo que tuvo Héctor Chumpitaz, lo que tuvo Teófilo Cubillas, lo que tuvo el « Cholo » Sotil. No solo es el talento individual, sino lo que provoca en los demás: en sus compañeros, en el público. Perú es uno con Guerrero en la cancha y otro muy distinto sin él. Con él sobre el pasto, no hay imposibles. Cuando Perú enfrentó en la penúltima fecha a Argentina, Guerrero estuvo cerca de anotar en el último minuto. Un tiro libre suyo casi se cuela en el arco. De no mediar los guantes de « Chiquito » Romero, Perú habría festejado en Buenos Aires. En el mano a mano es feroz. Lo saben especialmente en las ligas alemana y brasileña; Paolo no ha jugado a nivel de clubes en otros países. Ni siquiera en Perú. Antes de que debutara en el Alianza de Lima, club donde se formó, las grúas del Bayern Münich lo sacaron del barrio de Chorrillos y se lo llevaron a las tierras de Franz Beckenbauer, cumpliendo así un sueño que él mismo había anticipado. Siendo niño repetía, a quien lo quisiera oír, que él, cuando grande, iba a jugar en Europa. *** La infancia de Paolo Guerrero fue dura, como la de todos los habitantes del barrio de Chorrillos. Vivía con su madre