Populismos periferiacpg-2019 | Page 7

Perifèria CristianismePostmodernitatGlobalització Populismos Jordi Corominas i Joan Albert Vicens Justificando la metáfora fantasmal mar- xista, los nuevos populismos atemorizan a una buena parte de la población, de- mocrática y progresista, que reconoce en ellos el rostro cadavérico del fascismo, pero también es cierto que ilusionan con la promesa de reformas radicales a otros sectores sociales que ya no esperan nada de las ideologías moderadas que han go- bernado Occidente desde la Segunda Guerra Mundial. Un fantasma recorre Europa: el fantasma del populismo. En realidad, el populismo es hoy una realidad menos fantasmal que el incipiente movimiento comunista de mediados del siglo XIX al que se re- ferían en términos análogos Marx y En- gels en el Manifiesto comunista. No es sólo que haya gobiernos populistas en Estados Unidos, Brasil, Polonia o Hun- gría, y que los partidos populistas ganen terreno en muchos parlamentos euro- peos, entre ellos el español (donde ya representan el 15% del electorado), sino que el populismo fluye y se ramifica en formas y combinaciones de todo tipo: izquierda y derecha, fuerzas religiosas y seculares, movimientos nacionalistas y patriotismos de estado. Entre todas las fórmulas, hoy triunfan los populismos de extrema derecha. El populismo de extrema derecha se pre- senta como una alternativa casi revolucio- naria, como un nuevo movimiento político capaz de restaurar el orgullo de las nacio- nes y de proteger su identidad, la cultura y la economía nacionales, contra los di- namismos amenazadores de la sociedad global: los mercados financieros, los inte- reses de las transnacionales, la hegemo- nía de las organizaciones supranaciona- les (UE, OCDE, ONU ...), los movimientos migratorios, el transculturalismo o la sosa y expansiva cultura mundial que marca la vida de la gente mucho más que los tópicos y las tradiciones con las que se identificaban las generaciones anteriores. De momento, la mayoría de los populis- mos compiten dentro de un cierto orden democrático y suscriben algunos de los elementos básicos de la democracia: elecciones libres, pluralismo político, li- bertad de expresión. El peligro es que el experimento populista nos lleve a una degradación grave de la democracia y hacia fórmulas autoritarias. No debemos olvidar, como nos advierte el historiador mexicano Enrique Krauze, que la demo- cracia es un sistema mortal. Los nuevos populismos articulan su men- saje político con un lenguaje llamativo y demagógico, tejen un argumentario lle- no de simplificaciones, medias verda- des y mentiras clamorosas, descartan la 7