Perifèria
CristianismePostmodernitatGlobalització
Populismo y economía
Carlos Gradín
Estamos asistiendo en los últimos años
a un auge inesperado de movimientos
populistas, especialmente de derechas
dado que el alcance de los de izquierda
fue más limitado y en algunos casos se
encuentran en retroceso, tanto en Amé-
rica Latina como en los países europeos
más golpeados por la crisis. Diferentes
movimientos populistas conservadores
se extendieron recientemente por toda
Europa, desde el Reino Unido a los paí-
ses nórdicos, pasando por sur, centro y
este del continente. En no pocos casos
acceden al gobierno, pero su influencia
también provoca un efecto arrastre sobre
partidos tradicionales, conservadores y
socialdemócratas, que acaban asumien-
do parte de su agenda política para evitar
verse desplazados por ellos. El fenóme-
no no es exclusivo de Europa y alcanza al
gobierno de EE.UU. y de países en desa-
rrollo, con notables ejemplos como Brasil
o Filipinas.
posicionamiento contra la presencia de
inmigrantes y refugiados, especialmente
los procedentes de países del sur o de
religión musulmana, y contra la coexis-
tencia de culturas diversas o multicul-
turalidad. Esta oposición es su elemen-
to más distintivo y entremezcla causas
ideológicas (racismo, xenofobia, nacio-
nalismo con base étnico-religiosa) con
supuestos impactos negativos sobre la
economía (es decir, sobre el empleo, los
salarios, las prestaciones sociales, o los
servicios públicos), o la seguridad ciuda-
dana. De este modo, no es extraño que
aumentos en la llegada de refugiados
e inmigrantes actúen como detonantes
de su crecimiento en numerosos países,
como fue el caso de la reciente crisis
de refugiados que comenzó en 2015. El
rechazo a inmigrantes y refugiados no
es un fenómeno exclusivo de Europa o
EEUU y alcanza niveles preocupantes en
áreas tan dispares como Turquía, Sudá-
frica o América Latina.
En cada país, el populismo adopta rasgos
propios, dependiendo de las circunstan-
cias políticas locales, pero suelen pre-
sentar numerosos aspectos comunes.
En general se presentan como movimien-
tos antisistema y contra la élite política y
económica tradicional. Algo que resulta
paradójico teniendo en cuenta sus cone-
xiones y apoyos. Sin duda, su principal
bandera en los países occidentales es su
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