Poemario 1 | Page 6

Domingo triste

Las campanas, el sol, el cielo claro

me llenan de tristeza, y en los ojos

llevo un dolor que el verso compasivo mira,

un rebelde dolor que el verso rompe

¡y es, oh mar, la gaviota pasajera

que rumbo a Cuba va sobre tus olas!

Vino a verme un amigo, y a mí mismo

me preguntó por mí; ya en mí no queda

más que un reflejo mío, como guarda

la sal del mar la concha de la orilla.

Cáscara soy de mí, que en tierra ajena

gira, a la voluntad del viento huraño,

vacía, sin fruta, desgarrada, rota.

Miro a los hombres como montes; miro

como paisajes de otro mundo, el bravo

codear, el mugir, el teatro ardiente

de la vida en mi torno: ni un gusano

es ya más infeliz: ¡suyo es el aire,

y el lodo en que muere es suyo!

Siento la coz de los caballos, siento

las ruedas de los carros; mis pedazos

palpo: ya no soy vivo: ¡ni lo era

cuando el barco fatal levó las anclas

que me arrancaron de la tierra mía!

José Martí